La Alianza del Pacífico se alista para celebrar su XIV Cumbre de Presidentes en Perú, nuevo hito en la historia de una organización creada en abril del 2011 con el compromiso de avanzar para alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre sus miembros.
Con la integración consolidada entre Chile, Colombia, México y Perú y con otros países dispuestos a ingresar de forma permanente como Ecuador, la organización deberá afrontar a medio y largo plazo varios desafíos para el éxito de su iniciativa y para afrontar inevitables crisis de crecimiento.
1.- Integración económica y ¿una mayor integración política?
La creciente e innegable integración económica y comercial entre sus miembros, prácticamente absoluta en cuanto a bienes, y con avances en cuanto a movilidad de capitales, en el ámbito financiero y regulador, indica que el grupo pronto tendrá ante sí un debate sobre si desea una mayor integración política.
Pese a que la aspiración de los empresarios de la asociación es parecerse a la Unión Europea, este tema formalmente "no está en la agenda".
La sintonía política entre los Gobiernos de los países de la asociación podría no ser suficiente para suavizar un paso que por muchos sectores, en casi todos los países, sería rechazado.
Rencores históricos y un notable sentimiento nacionalista pueden ser una barrera infranqueable en este camino.
2.- Relaciones con otros organismos regionales.
La Alianza del Pacífico es el bloque comercial más dinámico de la región y, según sus actores, sus posibilidades son enormes.
Sin embargo, otros actores regionales (Unasur, Mercosur, Comunidad Andina) subsisten y articulan de un modo u otro, con menos vigencia pero con mayor experiencia, a casi todos los países del continente.
La Alianza va a tener que mantener relaciones fluidas con los otros grupos, para crecer, ampliar mercados e impulsar el comercio, así como para integrar un mayor número de economías.
La Comunidad Andina, que reúne los países de la Alianza y su esfera de influencia como Perú, Colombia y Ecuador, podría ser clave para integrar a Bolivia en algún tipo de esquema continental.
Con Mercosur, la ambición es más directa y la situación política y económica global podrían facilitar un mayor acercamiento.
3.- Crecer, ¿desafío o necesidad?
Para Alfonso Bustamante, uno de los líderes empresariales de la Alianza, ampliar el bloque es tanto un "desafío como una necesidad".
En la lógica de bloques comerciales, cuanto mayor es el mercado, mejores oportunidades de éxito tiene.
Ahora, las economías combinadas de los cuatro miembros formales del grupo serían la séptima potencia mundial, y cualquier crecimiento fortalecería aún más su posición.
Ecuador está dispuesto a ser el quinto miembro en poco tiempo y hay varios observadores continentales y de Asia-Pacífico muy interesados en la evolución de la Alianza.
Sin embargo, los equilibrios y variaciones políticas internas y los recelos ideológicos pueden complicar una expansión, que también tendrá que lidiar con asperezas entre varios de sus miembros.
4.- Preservar el ímpetu
En siete años de vida, la Alianza ha dado pasos de gigante en sus aspiraciones, objetivos y materialización de proyectos, con un entusiasmo inusitado y con un apoyo político de los países miembros insuperable.
Mantener ese ritmo será complicado y un auténtico reto para los implicados.
Eso pasa, como indicó Bustamante, por "mostrar goles", es decir, obtener resultados tangibles, que puedan trasladarse al ciudadano y que terminen por beneficiarlo en el día a día.
5.- Crisis globales: China y EE.UU.
El contexto global no puede ser indiferente para nadie, y la crisis comercial entre China y Estados Unidos marca la agenda de todas las instituciones de integración del mundo.
Particularmente para la Alianza, cuyos países tienen entre sus principales compradores a China y Estados Unidos y que negocian ampliamente con ellos, un empeoramiento de la relación entre los gigantes puede tener consecuencias notables.
Mientras no tenga que elegir entre uno u otro, la Alianza seguirá bien, aunque individualmente sus países se verán afectados.
"Lo que nos viene para nosotros es que los grandes perdedores de la pelea somos nosotros. Le vendemos a ambos y ambas economías van a crecer menos si es que se aíslan. A nosotros nos llegará la factura", dicen los empresarios de la Alianza.