Si una persona hubiera invertido US$ 1,000 hace una década en Tesla, hoy tendría US$ 137,000, la puesta por las acciones tecnológicas es en los últimos meses una apuesta cada vez mayor.
Pero, ¿hace 10 años era previsible este comportamiento en las acciones de Tesla u otros casos similares?
BBC Mundo recoge algunos comportamientos de los gestores de inversión como Andy Kessler, analista bursátil especializado en el sector tecnológico y columnista del diario The Wall Street Journal.
Para el especialista la recomendación es lanzarse a la aventura, argumenta que si ves una oportunidad en la que nadie más cree, debes confiar en tu opinión.
“Mi consejo es siempre invertir en la neblina”, afirma, siendo un defensor de invertir en ideas que el resto considera estúpidas. Pero hay algo que lo tiene bastante claro, Kessler no recomienda esta estrategia para los que quieren ganar dinero rápido, sino de largo plazo.
Caso iPhone
Uno de los ejemplos que recuerda es la historia de la entrada al mercado del iPhone en 2007, en cuyo caso la primera reacción de muchos fue: “¿Escribir sobre vidrio?, imposible, ridículo”, mientras se aferraban a su BlackBerry.
Andy Kessler insiste en no desechar algo que suena descabellado, vale la pena pensarlo, investigar y luego decidir si es algo realmente estúpido, en vez de matar la idea de una sola vez.
Cuándo no invertir
La idea en estas inversiones es que asuman riesgos calculados y que no apuesten la casa donde viven, ni los ahorros de la jubilación, como podría ser el caso de un inversor novato que se lanza al vacío sin ningún colchón que amortigüe el golpe.
“Para asumir riesgos de inversión hay que tener conocimiento”, le dice a BBC Mundo Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School, en España.
No importa si tienes un gran patrimonio o uno pequeño, agrega, “debes conocer las métricas financieras”.
Y para eso, además de estudiar o asesorarse, apunta, es necesario disminuir el riesgo consiguiendo toda la información de la empresa donde quieres invertir.
“El análisis es lo único que puede justificar asumir riesgos”, apunta.
En ese sentido, argumenta, “las oportunidades de inversión van mucho más allá de las empresas tecnológicas, las biotecnológicas o las energías renovables”, que son algunos de los activos más de moda.