Hoy, Día de Reyes, se marca el fin de las celebraciones por cierre de año y, al mismo tiempo, se cambia el foco a los planes, resoluciones y propósitos. El término de estas fiestas viene cargado de regalos que los reyes magos ofrecen al recién nacido. Pero, ¿cuáles serían los obsequios que podrían acompañar a las empresas en el logro de sus aspiraciones y metas?
Tal vez tres -uno por cada mago- y, como todo buen regalo, su valor reside en el significado y el efecto. Por ejemplo, que permita generar confianza de manera activa a todos los stakeholders en el proceso de logro de las metas a corto, mediano y largo plazo de una organización.
El primer regalo es la autenticidad. En un mundo donde el parecer suele sobrepasar al ser, muchas empresas abrazan a medias -pero muy visiblemente- algunas iniciativas que son bien recibidas por el mercado y por algunos pioneros que marcan la tendencia. Son cuatro que hoy se manifiestan de manera activa: el gobierno ambiental, social y corporativo (ESG, en sus siglas en inglés); convertirse en corporaciones tipo B; fomentar la diversidad; y ser centros de bienestar para sus clientes y empleados.
Estos cuatro aspectos crean valor, sí, pero también lo destruyen cuando sus receptores identifican que son más un medio publicitario que realidad, cuando ser parte de un ranking es más importante que el sentir real y genuino.
El segundo regalo es el compromiso hacia el interior de la empresa, con sus empleados. El crear una propuesta de valor que fomente la meritocracia, el reconocimiento y el crecimiento profesional dentro de un marco enfocado en las personas, en el alineamiento de valores de día a día. Esto marca la diferencia en términos de motivación y de compromiso de los colaboradores con la empresa y sus objetivos.
El tercer regalo solo funciona si existen los dos primeros. Es el de la disciplina para ejecutar una cultura organizacional que soporte los buenos deseos y, por supuesto, los planes de negocio. Normalmente existe una brecha entre la cultura inspiradora (la de los posters) y la operacional. Es importante generar, sin la pomposidad de grandes proyectos, una manera de actuar que recoja la esencia del propósito con la simplicidad de lo eficiente, de lo justo y lo natural. Mientras más complejas o presionadas por los resultados estén las empresas, mayor es la grieta entre lo teórico y la realidad.
Toca combinar autenticidad, compromiso y cultura como aceleradores para lograr resultados sostenibles del negocio.
LEA TAMBIÉN: El Señor de los Anillos y las familias empresarias
Las claves
Corporaciones. Son las primeras en colocar nuevos conceptos en la agenda de gestión, pero enfrentan los mismos retos en practicarlas.
Nomenclaturas. ¿Colaboradores o empleados? Lo importante no es el nombre sino como se les considera realmente.
Propósito. Es el compromiso desinteresado de la empresa por crear valor para la sociedad.
El dato
El 81% de ejecutivos a nivel global reconoce que la cultura es una fuente de ventaja competitiva, según PWC – Encuesta de Cultura Global 2021.
Sobre Martín Salas
Es managing Partner de Chronsult, inversionista ángel y mentor de startups en Endeavor y el Polsky Center. Es experto en efectividad organizacional con más de 20 años de experiencia liderando proyectos de transformación con familias y empresas en los Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia.