Fabiola Morales tiene formación profesional como ingeniera de sistemas y ha trabajado muchos años en consultoría para empresas del sector tecnológico. Además, en los más de 10 años de experiencia dentro de Niubiz asumió distintos retos relacionados con la formación de áreas. Ello le permitió conocer la operación al revés y al derecho, y tener el perfil ideal para ser CEO de la organización.
¿Se propuso ocupar el cargo o la tarea llegó de forma inesperada?
Surgieron varias oportunidades que decidí tomar dentro de la organización con la expectativa, en un inicio, de liderar un negocio. Nunca descarté que sea todo Niubiz, y de hecho se convirtió en una aspiración como parte de mi crecimiento profesional.
Sabía que tenía el perfil...
El tránsito por varias áreas me dio una visión mucho más ‘pro’ y amplia del negocio.
¿Cuál diría que es su mayor virtud para ocupar el cargo?
Soy una persona de acción, me gusta tomar decisiones rápido, estar cerca de la gente, tener una actitud horizontal, escucho mucho al equipo y busco lo que necesita mi cliente. Pero mis grandes fortalezas son saber adaptarme y que me guste aprender cosas nuevas. Eso y tener visión a largo plazo son bien importantes para el puesto.
Por el contrario, ¿qué debe mejorar?
El dinamismo y esas ganas de reformular todo el tiempo en busca de mejoras, implica mirar que todos a tu alrededor estén yendo a la misma velocidad. Probablemente sea ahí donde sigo trabajando.
¿Cuál es la tarea más difícil de ser gerente general?
Que haya un balance entre los días laborales y familiares. Siempre tuve bastante apetito por crecer profesionalmente, pero tienes también una familia detrás con expectativas de compartir tiempo contigo. Habrá épocas en las que estaré más involucrada con mi familia y otras con la organización.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Me encanta hacer yoga todas las mañanas. Tengo rutinas establecidas que me ayudan a conectarme conmigo y relajarme. Practico meditación, pero también me encantan los deportes de aventura, viajar en moto, volar parapente, montar bicicleta de montaña, etc. Trato de combinar mi afecto por todo ello.
Curiosa combinación...
(Ríe) Sí, me encanta la adrenalina, pero el yoga es mi cable a tierra. Ya me han dicho que es contradictorio que busque reducir los riesgos en los negocios, pero que haga deportes de este tipo. Esa sensación me nutre.
¿Qué tan lejos ha ido en moto?
El viaje más largo fue de mil kilómetros en Europa junto a mi esposo y una pareja de amigos. Duró 22 días, bordeando todo el Mediterráneo, pasando por España, Francia e Italia. Estoy planeando ya otro.
¿Qué le gusta de esos viajes?
La experiencia. Hay días duros en los que debes manejar 400 kilómetros, estás expuesto a la lluvia o al sol fuerte y te deshidratas. Te toca quedarte en un hotel horrible en un sitio peligroso porque la noche ya no te deja avanzar más. Pero es hermoso luego pasar por campos de flores o viñedos y olerlos.
¿Y cómo se torna la aventura con los hijos?
Viajamos en autos o en casa rodante. Hemos hecho viajes a la selva, de estos más vivenciales para internarse donde no hay Internet y la luz llega por horas. En la madrugada y en las noches haces avistamiento de aves y otras especies.
Amar la aventura no es sinónimo de ser temerario...
No, y tampoco soy mujer de miedo. Me preguntan por qué llevo a mis hijos en moto. Y es porque soy responsable, no me meto a ala Javier Prado a las 6 p.m.