Nacida bajo el nombre de Zoila Emperatriz Chávarri Castillo, pareciera que el camino de Yma Súmac estuvo, desde un inicio, destinado a la grandeza. Su inolvidable registro de cinco octavas e hipnotizante presencia conquistaron el mundo en la década de los cincuenta e hicieron de la nacida en Cajamarca a la diva peruana por antonomasia.
El diseñador de moda Roger Loayza, el escritor Elton Honores y la cantante y antropóloga Sylvia Falcón repasan su influencia y legado.
Lo que vestía la emperatriz
Roger Loayza creció lejos de Perú, pero si algo lo enlazaba a nuestro país era la voz de Yma Súmac saliendo de su tocadiscos. El trabajo de su padre como embajador hizo que la familia se mudara por diferentes países, pero su viejo vinilo ‘Fuego del ande’ siempre hallaba manera de sonar una y otra vez.
“En los años ochenta llegué a vivir en la Unión Soviética y, apenas comentaba que era de Perú, me hablaban de Yma Súmac y de la gira que dio por todo el país a inicio de la década de los sesenta. Habían pasado veinte años de eso, pero el nombre de Yma seguía en el imaginario colectivo”, recuerda Loayza, quien ha lanzado una colección con la artista como protagonista. El mismo Nikita Jrushchov, en ese entonces Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética, invitó a la cantante a dar una gira histórica por el país en la que se vendieron más de 20 millones de boletos.
Cuando el diseñador regresó a Lima, se dio cuenta que aquella mujer que era un mito en Europa no había conseguido el mismo impacto en su tierra. Aquel desencanto serviría de combustible para un proyecto que vería la luz muchos años después.
“De su imagen siempre me encantó que supiera usar su origen para crear un mito, que tomara estos elementos típicos del Perú para desarrollar una narrativa llena de misticismo y fantasía”. Este año Loayza lanzó Eloy 1980, una línea secundaria más casual y comercial. Su primera colección tuvo como personaje a Yma Súmac.
“Convertí el Zoila Emperatriz de su nombre a “Soy la emperatriz”, la frase de la colección. Las prendas de la colección tienen su rostro y la teatralidad que ella llevaba al escenario”, comenta el diseñador. Como guiño personal, cada pieza tiene un código QR que te lleva a la música de la cantante. Solo escuchándola uno puede tener la experiencia completa.
El pájaro que se transformó en mujer
Elton Honores llevaba años desarrollando una investigación periodística sobre Yma Súmac cuando se dio cuenta que su material se había convertido en un libro. “Me interesó rescatar su imagen como pionera en unir sonoridades andinas con ritmos modernos, en construir una propuesta musical totalmente vanguardista que no ha recibido el reconocimiento que merece”, señala.
‘El pájaro que se transformó en mujer: Yma Súmac, la Hija del Sol’ es un repaso por su carrera artística: sus años formativos, la colaboración con Moisés Vivanco, la fama internacional. También incluye un archivo periodístico con la crítica cultural que despertó la diva.
“En Lima, los comentarios fueron muy duros, con Arguedas a la cabeza, pero en provincia tuvo una recepción mucho más favorable e incluso la denominaron como la nueva peruana”. Esta mirada es la que se acercaría más a la imagen que ha perdurado de la cantante.
Este enfrentamiento fue el que llamó la atención de Honores, la dualidad que siempre acompañó a la artista. La fusión del mito (fue certificada como descendiente directa de Atahualpa en 1946 por el consulado peruano en Nueva York) con el éxito comercial (vendió más de 40 millones de discos) la hicieron una diva única en su especie. “No ha habido otra figura que haya despertado tanto interés de parte de la prensa cultural alrededor del mundo”, señala el periodista.
“Si el estado no le ha dado la reivindicación que merece, nosotros estamos para eso, y todavía quedan muchos nombres con esa tarea pendiente”, concluye.
Del culto a lo popular
Sylvia Falcón irrumpió en la escena musical con canciones en quechua, elementos de la cultura peruana reimaginados y una voz de soprano que se amoldaba a reversiones de clásicos y también a nuevas propuestas. Escuchó a Yma Súmac en su adolescencia y, desde su primer encuentro, la sobrecogió su voz. “Su capacidad vocal es exquisita y me decidí a estudiarla, gracias a ello empecé a exigir mucho de mí”, recuerda.
“Más que revalorizar a Yma Súmac como imagen o mito, siento que necesitamos volver a escuchar su música. Sus canciones son atemporales y, aunque sean consideradas de culto, pueden reconquistar a la música popular”, comenta la cantante.
En los años cincuenta hubo una gran apertura por nuevos ritmos. El mambo estaba en boga y fue el escenario ideal para la llegada de la cantante. Dicen que una voz como la de ella nace cada cien años, en este caso nació en el momento perfecto.
Para Falcón, es imposible hablar de la propuesta musical de Yma Súmac sin mencionar a Moisés Vivanco, quien fue su colaborador musical y esposo por 16 años. “Fue el manager, arreglista, compositor, productor... Estuvo totalmente involucrado en la concepción artística de Yma Súmac y ambos trabajaron de la mano para construir a la diva que recordamos hoy”.
“Cuando lo criticaban diciendo que su música no era realmente peruana tradicional, él respondía que para eso estaban los historiadores, que ellos hacían arte y ese era un camino por el que no todos podían transitar”.