Pocas cosas intimidan a Paula Arias, la directora general, representante y cantante de Son Tentación. El cambio no iba a ser la excepción. Ella dice que es tan artista como empresaria, pero es sobre todo el instinto y olfato por los negocios lo que le ha permitido mantenerse económicamente durante la pandemia.
Con el mismo afán que construyó la orquesta hace 12 años, estos últimos meses ha vendido pollo, huevos y creado una marca de ropa. Pero los jeans que llevan su nombre no son un salvavidas más.
Ahora que los contratos, las producciones y las giras no se comen la agenda del día a día, tiene tiempo para llevar a cabo una nueva idea rentable. “Es un proyecto en el que no voy a parar porque creo que va a tener el éxito que tuve con la agrupación”, sentencia desde el otro lado del teléfono.
El primer salto
No es la primera vez que Arias tiene que cambiar de rubro. Sucedió por el 2011 cuando Son Tentación era una orquesta de música tropical. Cantaban Yahaira Plasencia y ella. Bailaban otras dos chicas.
Por ese entonces, cuando las giras a Estados Unidos, Europa, Chile y Argentina eran solo un sueño, Arias se convenció de migrar de ritmo.
¿Difícil? “Mucho. Me tocó ordenar el rubro prácticamente”, dice la salsera que hasta entonces no había pisado un salsódromo. Sin embargo, creó la primera agrupación femenina de salsa en Perú. Y debía ganarse la confianza de promotores, administradores y todo aquel que no creyera que era posible llenar un local con voces femeninas.
Se dio cuenta que debían hacerse algunas modificaciones o las seguirían viendo como “cuatro huevos duros en un ceviche”. Adiós a los bailarines, hora de renovar vestuarios, meter a sus integrantes a clases de canto e interpretación y tocar las puertas de canales y radios.
“El público es más difícil de complacer. No estás en El Huaralino ni la gente tiene pilas de cajas de cerveza. Había parejas en mesas que se fijaban mucho en la calidad del show. La primera vez que te ven deciden si volverán a escucharte”, explica.
El camino se aclaró cuando la criolla Lucía de la Cruz, emocionada por sus voces, las invitó a su cumpleaños.
“La salsa cubana estaba de moda en ese tiempo. Allí fue que conocí más personas del medio y nos dimos cuenta de que iba a ser complicado”, narra Arias.
Público y tendencias
El público baila y disfruta los covers. “Es con lo que crecemos todas las orquestas en Perú, pero luego esperan producción propia. En ese momento se empieza a valorar tu música”, comenta la cantante cuya última colaboración ha sido con Gaby Zambrano y Johnny Lau como compositor.
La orquesta tiene 289 mil oyentes mensuales en Spotify y 93,600 suscriptores en YouTube.
“Antes no le daba mucha importancia pero ahora los medios digitales se volvieron parte del retorno de todo lo que has invertido, pero de forma lenta”, señala Arias. Por eso, los conciertos virtuales son parte relevante de la agenda. En las transmisiones en vivo, han llegado a conectarse 12 mil personas.
Pero más que ser rentables, estas presentaciones se hacen para mantenerse vigente sobre el escenario virtual. “También son una vía para conseguir auspiciadores”, señala Arias. Antes no hacía falta porque se realizaban mínimo 15 horas de presentación a la semana y ello alcanzaba para cubrir el sueldo de 11 músicos y un animador.
Cuna de talentos
Son Tentación también es conocida por ser cuna de talentos como Daniela Darcourt, Amy Gutiérrez o Kate Candela. Al inicio las chicas llegaban a través de castings, luego Arias empezó a convocarlas.
Pero, según dice, no hay estrategia detrás de ese fichaje. “Busco ese aire de lucha y sueño de éxito”, aclara. Por eso le interesa conocer las historias de vida de sus cantantes y su entorno familiar. Así le sucedió con Angie Chávez, una de sus cuatro tentaciones , y Kate Candela, a quien descubrió cantando un domingo en un restaurante.
Arias elige con cautela. Cada una de sus chicas es distinta, pero empujan un mismo barco que dice: “Somos fuertes, tenemos talento y somos más que una falda o un escote”.