Juan Manuel Ostoja, gerente general de la USIL, tiene una pasión por el maridaje con vinos. Durante la pandemia, cuenta, se reunía virtualmente con un grupo de amigos para practicar este hobby. “Me ayudó a pasar los días de cuarentena, pero también a subir de peso. Trato hoy de hacerlo una o dos veces al mes”, señala el ejecutivo que ahora practica más ejercicio.
¿Por qué cambió su estilo de vida?
La pandemia me enseñó que la salud era lo más importante. Empecé a cuidar mi salud, mi alimentación. Bajé unos 15 kilos en estos dos años. Mi hijo está en el equipo de remo del club y, como no podían entrenar, le mandaron un ergómetro. Al final, yo era el que más lo usaba. Salgo a correr temprano también.
¿Fue difícil empezar una rutina de ejercicios?
Todo parte de la motivación. En la pandemia era importante fortalecer el sistema inmune, alimentarse bien, dormir bien y hacer ejercicio. El deporte ayuda a generar esa disciplina. Así que incluso cuando tuve que dejar de hacer ejercicio por una operación, me costó parar.
¿Dónde encuentra la motivación?
Ayuda mucho ver los resultados. No solo la parte física, sino ir al doctor y ver que todos tus análisis han mejorado frente a lo que tenías hace años. Eso te motiva a seguir adelante.
¿Y se puede dormir bien cuando tienen tantas personas a cargo?
En general siempre dormía poco. Creía que era suficiente. Ahora tomo melatonina, eso ayuda. Trato de desconectar el celular y dormir siempre a la misma hora. Media hora antes apago la luz.
¿Cómo inicia su gusto por los vinos?
Siempre me gustaron. Junto a amigos empezamos a ir más allá de los vinos tradicionales argentinos, chilenos y españoles que llegan a Perú. Empezamos a probar cepas distintas, de distintas regiones, diferenciar un poco un cabernet sauvignon típico de Burdeos de uno de California o Chile. Pero lo más interesante es buscar el maridaje. A veces te sorprende.
Si usted fuese el vino, ¿qué le complementaría mejor de un equipo?
Lo principal es rodearse del mejor equipo. Al final, la labor de un líder es influir, motivar, organizar, hacer que las cosas pasen, sacar lo mejor de cada persona.
¿Qué no toleraría de un equipo?
En general, he aprendido a ser más tolerante. Hay que saber dar oportunidades a las personas. Y una persona con buena actitud destaca. A veces, no importa tanto cuánto sepas, sino la buena actitud frente al trabajo.
¿Se ha cruzado en su vida profesional mayormente con personas con buena actitud?
De todo. Y aprendes de cada experiencia y equipo. Al final uno pasa muchas horas en la oficina y quiere tener un grupo de trabajo que genere un ambiente agradable. Por eso trato de aportar a mis equipos buen sentido del humor. Que uno se ría de las situaciones y no tomárselas tan en serio.