Andrés Weinreich Benard lleva 17 años en el Grupo Cintac, pero desde hace uno ejerce como gerente general de Calaminon. En este nuevo reto, cuenta, tiene algunas oportunidades de mejora. Diversificar el mercado buscando nuevas soluciones más allá del core del negocio, por ejemplo. Ello implica desarrollar personas, mejorar la planta y cambiar la cultura organizacional. Conozca al líder detrás de esa tarea.
¿Qué hace fuera de la oficina?
Soy un aficionado a la música. Desde los 13 años me gusta la percusión. Tuve una banda, tocaba la batería de forma amateur. Me ejercito, tengo una bicicleta en casa, para oxigenarme un poco y votar el estrés. No te podría decir que juego tenis, tal vez por ese lado tu nota va a salir un poco pobre (ríe).
Claro que no. Me interesa lo de la batería. ¿Por qué le gusta?
Permite trabajar tus habilidades motrices, conectar los hemisferios del cerebro. Me preguntan cómo logro mover las cuatro extremidades en diferentes tiempos y la verdad es que no lo sé. Simplemente tomé dos palitos y me di cuenta de que era capaz de llevar un ritmo con las cuatro extremidades sin una clase.
¿Siempre lo vio como un hobby o pasó por su cabeza hacerlo profesionalmente?
Siempre me fue bien en el colegio, en la universidad porque le di el tiempo necesario para hacer ambas cosas, los deberes y la música. Diría que tengo una afición bastante ordenada.
¿A qué se debe?
Estuve desde los 12 años en un colegio alemán de Santiago de Chile. Mis abuelos eran alemanes. Eso te marca la forma en que manejas tu vida, en la forma de observarla. Quizás, si no hubiera tenido eso, me hubiera inclinado más por la música.
¿Qué conserva de la cultura alemana?
El orden y el método. Eso te juega bastante a favor profesionalmente. Y si no lo logras, podrías caer en una especie de obsesión. En casa se comía y celebraban fechas especiales de allí y se conservaba la estética. El idioma lo tengo. Es difícil desarrollar una idea. Con decirte que no te enteras lo que va a pasar hasta el final de la oración porque el verbo va allí. La resiliencia también la tenemos. Los alemanes la tuvieron para pasar dos guerras.
¿Cómo impactaron estas en su familia, por ejemplo?
En mi casa no se botaba nada de comida, siempre quieres cuidar tus cosas. Pero tengo también la cultura chilena y ahora la peruana, ambas son bastante similares.
¿En qué nos parecemos?
Contrario de lo que se dice, en Perú son muy trabajadores, muy comprometidos. El chileno también. Las compañías no están a la altura.
¿Qué quiso hacer distinto cuando le dieron el cargo de líder?
Me han tocado líderes con una mirada mucho más vertical, que dan órdenes. No es que esté contra ello, pero me hacía un poco de ruido. Para mí, liderar se trata de ayudar a desarrollar a las personas para que estás alcancen un alto desempeño y liderazgo transversal.
¿Cómo debe mejorar la empresa?
Trato de inculcar cercanía emocional entre las áreas. Me gustaría que estén más comunicadas y unidas. Estamos trabajando en el entendimiento del trabajo colaborativo.
¿De qué trata?
Hacerse cargo cada uno de un problema y no traspasar la responsabilidad.
¿Qué le saca de quicio de un equipo?
Nada me saca de quicio, pero sí puede inquietarme mucho que vengan con el problema y no con la solución. O querer demostrar el “yo lo hice”. Algunos vienen diciendo “yo envié el mail” y no entienden que su rol no es comentar, sino resolver.