Una leve disminución de audición, una sensación de presión en el oído o incluso una percepción distorsionada de los sonidos son síntomas habituales de una pérdida auditiva súbita o sordera repentina.
También los mareos, una sensación extraña alrededor del pabellón auricular o de hipersensibilidad auditiva pueden representar una advertencia. Por lo general, esta pérdida auditiva suele aparecer de repente y sin previo aviso.
“Al igual que con la mayoría de las enfermedades, en la pérdida auditiva súbita también ayuda mucha tranquilidad y distensión, para no agregarle más carga adicional al cuerpo”, recomienda el profesor Götz Lehnerdt, otorrinolaringólogo del Hospital Petrus de Wuppertal, en Alemania.
En caso de que se trate de una pérdida de audición severa, deberá visitarse al otorrinolaringólogo de inmediato, quien podrá consultar sobre enfermedades preexistentes y realizar las revisiones correspondientes.
En caso de una pérdida muy leve, será posible esperar entre uno y dos días. En la mayoría de los casos, la audición regresa por sí sola luego de algunos días y los síntomas se van reduciendo. Si la situación no mejora, lo ideal es visitar al otorrinolaringólogo al día siguiente.
Aún no se conocen con precisión las causas para una pérdida súbita de la audición. Los expertos estiman que existe una relación con el sistema cardiovascular y con trastornos circulatorios en el oído interno.
Los trastornos metabólicos y afecciones preexistentes, como las infecciones víricas, la diabetes, las trombosis, las embolias o los espasmos vasculares, pueden ser posibles causas.
Pero también se sospecha que el estrés y el ruido pueden desencadenar una pérdida de audición súbita. No se trata únicamente de verse sometido a un nivel de ruido tan alto que dañe la audición, explica Lehnerdt, médico jefe de otorrinolaringología, cirugía de cabeza y cuello.
Como ejemplo, el profesor se refiere al ruido del tránsito: “El sonido afecta a todo el organismo, desencadenando reacciones físicas de estrés”.
“Debido a la intranquilidad, el cuerpo libera mayor cantidad de hormonas del estrés”. La consecuencia es que la presión vascular y la frecuencia cardíaca se modifican. “Esto, a su vez, puede influir significativamente en el flujo sanguíneo en el oído interno”.
Una pérdida de la audición súbita no es algo extraño, y de hecho se cuenta entre las enfermedades del oído más comunes, junto con la otitis media.