Llega el frío y en lo primero que suele pensarse es en un buen caldo (de gallina), sopa (menestrón) o crema (de zapallo), pero para mí tanta humedad en el ambiente es señal de que la temporada de desayunos chinos llegó. El largo desfile de vaporeras de bambú y platitos de acero inoxidable atropellándose unos tras otros sobre la mesa, cargados con bocaditos y guisos de distintos sabores y tipos de cocciones, es una fiesta. Y ya no tenemos que ir hasta el centro de Lima para disfrutarla.