El confinamiento es una medida de emergencia que sirve como barrera para resistir a la primera ola de contagios por el coronavirus, pero eventualmente la población deberá salir y retomar sus actividades. Por ello, mientras parte del mundo mantiene el distanciamiento social, los científicos trabajan a toda velocidad para encontrar una vacuna.
Las más de 290,000 muertes causadas por la pandemia y las pérdidas económicas descomunales son las razones por las que se recaudan cifras millonarias para el desarrollo, investigación y distribución de la cura. Solo la Unión Europea logró sumar US$ 7.8 millones para el financiamiento de esta. De acuerdo con el portal El Diario, de España, nunca se había invertido tanto dinero y en tan poco tiempo para un reto biomédico en particular.
Según la BBC, cerca de 80 grupos de investigadores trabajan a todo ritmo para conseguir la vacuna. Pero a pesar de los esfuerzos económicos y científicos, los expertos indican que la dosis todavía estaría disponible a fines del 2020 o inicios del 2021. ¿Por qué no se pueden acelerar los procesos?
Fases para su fabricación
Luego de que un laboratorio diseñe una vacuna, esta debe superar un riguroso camino para que se compruebe que es segura y efectiva en humanos. La “fase 0” consiste en experimentar con animales. De pasar esta, inician los estudios clínicos.
Saltar las etapas para el desarrollo de la vacuna contra el covid-19 podría ser más peligroso que este virus ”.
En la “fase 1” se prueba la vacuna en grupos de 20 y 100 personas saludables. El objetivo es confirmar que esta no represente una amenaza para la salud y que sea efectiva. Además, se identifican efectos secundarios y se determina la dosis adecuada, detalló el portal BBC.
Posteriormente, en la “fase 2” participan cientos de personas y se evalúan los efectos secundarios más comunes en el corto plazo y la reacción del sistema inmune.
Luego se realiza un ensayo en miles de voluntarios. Durante la “fase 3”, se compara la evolución de los vacunados respecto a los que no. Asimismo, se recolectan estadísticas sobre su efectividad.
La única vía rápida
Cada una de las fases necesita varios meses para desarrollarse, porque implican diseñar el ensayo clínico, reclutar a los pacientes, administrar la vacuna, esperar los efectos, recoger los resultados y publicarlos, detalla El Diario. No hay atajos para este proceso, a pesar de las inversiones millonarias.
La fase final consiste en una revisión. La Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA), en Estados Unidos, y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA), en Europa, son las encargadas.
Esta etapa puede durar meses, pero la FDA anunció que se podría saltar el protocolo estándar para permitir la comercialización de la vacuna bajo una autorización de emergencia. EMA también anunció que la aprobación se haría bajo una vía rápida.
La web El Diario explica que luego empezaría uno de los grandes retos: la producción a gran escala.
Al día de hoy no existe ninguna institución o farmacéutica capaz de fabricar miles de millones de vacunas a la velocidad con la que se expande el nuevo coronavirus.
Para ello se tendrán que preparar instalaciones en múltiples lugares y establecer un sistema logístico de envergadura.
Según el Instituto Internacional de Vacunas (IVI, por sus siglas en inglés), bajo condiciones normales una dosis puede tardar entre cinco y diez años en superar las fases de estudio clínico.
“Vivimos una velocidad sin precedentes”, declaró Jerome Kim, director del IVI a la cadena CNBC.
EL DATO
Ensayos en humanos. Entre los más de 80 equipos de científicos que trabajan aceleradamente, hay seis candidatos que traen las mayores expectativas. Dos propuestas son de Estados Unidos y se encuentran en la “fase 1”. Otras tres son de China. También figura el Reino Unido, que podría tener lista la vacuna en el 2020 para uso limitado.