Parece que cada día surgen nuevos emprendimientos en el sector de la inteligencia artificial (IA). En semanas recientes, CoreWeave, empresa de computación en la nube con IA, y H, empresa emergente francesa de IA, recaudaron cantidades impresionantes de dinero. El 26 de mayo, fue el turno de Elon Musk. La empresa emergente del multimillonario tecnológico, bautizada xAI, informó que recaudó US$ 6,000 millones con una valuación de US$ 24,000 millones.
Entre los inversionistas hay viejas conocidas de Silicon Valley como Sequoia Capital y Andreessen Horowitz, dos gigantes del capital riesgo, así como un fondo de inversiones ligado a la familia real de Arabia Saudita. Con este respaldo de lujo, el poder financiero de xAI se ubica en las grandes ligas, donde puede codearse con constructoras de modelos como OpenAI, creadora de ChatGPT, y Anthropic. ¿Acaso podrá Musk competir con las superestrellas de la IA?
No se trata de su primera incursión en el sector de la inteligencia artificial. Musk cofundó OpenAI, pero salió de la empresa debido a ciertas diferencias con Sam Altman, su director. En una conversación con inversionistas en abril, Musk afirmó que Tesla, su empresa fabricante de vehículos eléctricos, debería considerarse una firma de IA. Musk, que no acostumbra ponerse metas modestas, indicó que espera que su proyecto más reciente, lanzado en julio pasado, “potencie nuestro conocimiento colectivo del universo”.
Es su manera de decir, en términos tecnológicos, que planea construir enormes sistemas de IA con un desempeño a la par de los seres humanos en muchas tareas intelectuales, o incluso mejor. Para alcanzar esta meta, xAI cuenta con muchas de las fortalezas necesarias. Gracias a que Musk compró en 2022 Twitter, sitio de redes sociales conocido ahora como X, tiene acceso a montones de datos generados por seres humanos, un recurso ideal para enseñarle a un sistema de IA cómo interactuar con las personas.
En algún tiempo, las grabaciones de los automóviles de Tesla, que están equipados con muchas cámaras, podrían alimentar también los modelos de xAI. Gracias a un acuerdo con Oracle, una gigante del software comercial y la computación en la nube, xAI ahora renta servidores especializados en IA con los chips que necesitan los algoritmos de aprendizaje automático para manejar datos.
LEA TAMBIÉN: Musk confirma que desvió chips de Nvidia destinados a Tesla a sus compañías X y xAI
Por si esto fuera poco, Musk es un imán para el talento: xAI ya se robó cerebritos de Google y Microsoft. Los fundadores de otras empresas emergentes se quejan de que xAI les bloquea el acceso al mercado porque ofrece paquetes de remuneración de lo más generosos. Además, Musk podría aprovechar el talento que ya está disponible en el resto de su imperio. Se dice que cuando compró Twitter reunió a alrededor de 50 ingenieros de software de Tesla para que le ayudaran con tareas como revisar código. Hace poco, xAI contrató a unos cuantos ingenieros de Tesla.
Todo esto ha ayudado a xAI a “desarrollar modelos de alto desempeño desde cero”, señala Nathan Benaich de la firma de capital riesgo Air Street Capital. En noviembre, xAI lanzó Grok, su respuesta a ChatGPT, que se les vende a los usuarios de X mediante suscripciones. En la primavera, apareció una actualización, además de una presentación preliminar de otra versión de Grok capaz de interpretar imágenes.
Musk quiere ir más allá. Comentó que necesita 100,000 chips de IA para construir la siguiente versión de Grok. Según el medio de noticias tecnológicas Information, les dijo a los inversionistas de xAI que quiere construir una supercomputadora enorme que comenzará a operar a finales de 2025. Esta “gigafactoría de cómputo” competiría con un proyecto igual de ambicioso que planean OpenAI y su aliada Microsoft, la gigante tecnológica.
Sin embargo, como siempre sucede con el volátil Musk, hay muchos riesgos. Uno de ellos es su calendario, que cada vez está más saturado. Además de Tesla, xAI y X (en las que no es director ejecutivo, pero sí ostenta el cargo de presidente ejecutivo), también dirige la empresa de cohetes espaciales SpaceX, la firma de implantes cerebrales Neuralink y la constructora de túneles Boring Company.
Por si eso no fuera suficiente para mantenerlo ocupado, tiene pendientes varias batallas legales, incluida una en la que busca restablecer un paquete de remuneración de US$ 56,000 millones de Tesla que denegó una jueza de Delaware, además de otra con el propósito de mudar a Tesla de ese estado a Texas.
Un problema mayor es la competencia, que está al rojo vivo en el área de creación de modelos. Las empresas emergentes deben enfrentar a colosos tecnológicos como Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta, que están construyendo sus propios sistemas de IA. Muchas empresas menos titánicas, pero que no dejan de ser de gran talla, como Adobe y Salesforce, también han incursionado en la industria de la IA. En general, para los usuarios es fácil cambiar de un modelo a otro rival, y el modelo Grok de xAI no tiene ninguna característica distintiva que incline la balanza a su favor.
OpenAI, en particular, tiene más dinero y mejor acceso a capacidad de procesamiento que sus rivales, incluida la más reciente. Así que xAI podría verse forzada a seguir el ejemplo de otras empresas emergentes y desarrollar modelos más pequeños (y más baratos) que el de OpenAI, pero no tan poderosos, opinó Benaich. No es en absoluto el conocimiento cósmico que busca Musk.
LEA TAMBIÉN: xAI de Elon Musk recauda US$ 6,000 millones en oferta para desafiar a OpenAI
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.