El futuro de la medicina ya se beneficia en la actualidad del poder masivo de los datos y su interpretación para ofrecer un elevado grado de personalización a los usuarios, los gigantescos avances en el terreno de la IA para predecir enfermedades con antelación, monitorizar a los pacientes o descubrir nuevos fármacos, o de la capacidad casi infinita de la impresión 3D para abaratar costes y encontrar nuevas soluciones médicas desde biotintas para imprimir córneas humanas a medicamentos, implantes de tráquea, órganos, reconstrucción de nervios dañados o fabricación de tejidos.
Seún el portal Computer Hoy, algunas preguntas que se vienen a la mente son: ¿Cómo será ir al médico en el futuro? ¿Qué cosas cambiarán? ¿Cómo la tecnología simplificará procesos, ayudará a mejorar la atención médica o salvará millones de vidas con la ayuda inestimable del Big Data, la robótica, el Internet de las Cosas o los wearables para monitorizar la salud de los pacientes?
En primer lugar, la relación médico-paciente tendrá un carácter más cooperativo, simultáneo y virtual gracias a toda clase de dispositivos que permitirán hacer un seguimiento en tiempo real del estado del paciente, contar con un historial médico online avanzado e incluso, administrar la medicación a través de dispositivos dentro del cuerpo humano y monitorizar enfermedades gracias a innovadores gadgets como píldoras inteligentes inalámbricas o biosensores portátiles, desde lentes de contacto que rastrean los niveles de glucosa hasta zapatos que miden el peso, el equilibrio y la temperatura. Así, una de las labores de la innovación tecnológica será alertar a los médicos si algo está mal y proporcionar un diario de salud digital.
Las aplicaciones médicas pondrán más control en las manos de los pacientes, incrementando drásticamente su seguridad y otorgándoles más conocimiento -en un mismo lugar y de forma simplificada e interactiva desde el smartphone, en lugar de diversos documentos y recetas-. Las apps aliviarán la confusión y se convertirán en un centro de todos los datos que los pacientes precisan para su recuperación, desde alertas para tomar los medicamentos, controlar efectos secundarios, o remitir información relevante a los especialistas.
Las aplicaciones democratizarán el acceso básico a la atención médica, programarán las citas, guiarán a los pacientes para los tratamientos y brindarán un seguimiento útil al médico, además de realizar exámenes y diagnósticos virtuales, videollamadas para consultar dudas –mejorando los problemas de costes, desplazamientos y rapidez de la asistencia a domicilio, algo especialmente significativo dentro de las economías en desarrollo, áreas rurales y alejadas o zonas devastadas por desastres naturales o o conflictos armados-. Las citas virtuales conllevarán un importante ahorro económico, mejorarán la eficacia gracias a la combinación del IoT con el análisis de datos avanzados y aliviarán carga de trabajo y sobresaturación de la atención primaria.
Cabe destacar en la propia actualidad existen más de 97,000 aplicaciones móviles relacionadas con la salud y la forma física: las diez mejores aplicaciones de salud propician cada día 4 millones de descargas gratuitas y otras 300,000 de pago, mientras que este año, el mercado de la salud móvil moverá US$ 26,000 millones.
Los ámbitos más destacados son pérdida de peso, ejercicio, salud femenina, sueño y meditación o embarazo. Según el Grupo Research Now, casi el 50% de los médicos introducirán aplicaciones médicas a su práctica en los próximos cinco años, mientras que una encuesta de MedPanel revela que el 42% de los médicos encuestados admitieron que sus pacientes podrían beneficiarse del uso de aplicaciones.
En cuanto a la atención médica, los profesionales contarán cada vez más con el apoyo de la Inteligencia Artificial, el machine learning o el deep learning, que sirven, entre otras cosas, para acelerar la toma clínica de decisiones, conectar datos valiosos y ser herramientas de apoyo para el diagnóstico y evaluación médicos. Muchas compañías ya desarrollan soluciones punteras en este ámbito, como el notable caso de IBM Watson.
Destacan ya en la actualidad numerosos sistemas inteligentes y algoritmos capaces de proezas como reconocer un infarto por teléfono -algo que ya pone en práctica una startup de Copenhague-, los test exprés para realizar diagnósticos precoces de varios tipos de cáncer, sensores inteligentes para monitorizar apacientes intubados, reduciendo los riesgos dentro de las unidades de cuidados intensivos o algoritmos que pueden predecir psicosis, neumonía, cáncer, problemas de corazón o demencia.
Los dispositivos de detección se servirán de indicadores como la piel, los ojos o el aliento para desarrollar diagnósticos con la ayuda de la IA. En el futuro médico no podemos olvidarnos del inmenso potencial de la tecnología blockchain, con una gran capacidad a sus espaldas para revolucionar el sistema sanitario. La ventaja de la cadena de bloques reside en que permitirá crear bases de datos comunes con información médica blindada y segura, mejorando con creces la privacidad debido a su sistema de encriptado.
Según el estudio de IBM, Healthcare Rallies for Blockchain, el 56% de las compañías de salud tiene pensado implementar una solución de blockchain comercial para 2020. Las aplicaciones son muy diversas: transmitir registros de pacientes, optimizar la cadena de suministro farmacéutica, mejorar la facturación o realizar ensayos clínicos.
Si ir al médico en el futuro tiene estrecho contacto con wearables, aplicaciones móviles y consultas virtuales con tu profesional sanitario, la robótica mejorará especialmente la atención quirúgica y los tratamientos deslocalizados: la telecirugía experimentará un notable ascenso, la nanocirugía también vivirá un importante desarrollo en la reparació celular o los tratamientos no invasivos y los cirujanos recibirán un importante apoyo por parte de pequeños y precisos autómatas.
La impresión 3D permitirá dar vida a toda clase de productos: desde fármacos a gadgets como audífonos, prótesis o materiales inorgánico, órganos y tejidos como la piel o los vasos sanguíneos, e incluso reproducción de células madre.
En el futuro, irás menos y mejor a la consulta del médico: las aplicaciones de tu smartphone podrán avisar a los profesionales de cualquier alteración en tu organismo, sensores inteligentes podrían evitar que tengas que desplazarte de casa para ser monitorizado y tu propio médico podría administrarte la medicación a distancia con ayuda tecnológica, realizar una consulta virtual al otro lado de la pantalla o controlar tu estado de salud mediante tecnología wearable, pues los biosensores desempeñarán un papel clave para detectar alteraciones y desviaciones en el organismo, algo fundamental para vigilar de cerca a pacientes con enfermedades crónicas peligrosas.