La cibercriminalidad ha costó más de US$ 6,000 millones (5.7 billones de euros) a la economía del mundo, aseguró Alessandro Profumo, director ejecutivo del gigante italiano de la aeronáutica y la defensa Leonardo.
“Las nuevas amenazas registradas en el campo de la seguridad cibernética en los últimos dos años son los ‘daños colaterales’ provocados por la epidemia de COVID-19 y la aceleración de la digitalización”, explicó Profumo al inaugurar en Roma un congreso de expertos sobre Cybertech Europe 2022 y la guerra en Ucrania.
“Los ciberataques son cada vez más numerosos, sofisticados y con un impacto mayor. En 2021, el costo total de los ciberdelitos superó los US$ 6 billones. Una quinta parte de esos ataques fueron dirigidos contra Europa”, señaló Profumo, citando cifras de la Asociación Italiana de Seguridad Informática (Clusit). La ciberseguridad se ha convertido en un tema clave para la Comisión Europea y para los miembros de la Unión Europea (UE) con el fin de garantizar la “soberanía digital y la autonomía estratégica”, agregó.
Pero la necesidad de especialistas en ese campo es enorme y “el 55% de las empresas europeas tienen problemas para contratar personal, ya que faltan al menos 200,000 expertos”, aseguró. Además de la falta de expertos también hay poca coordinación.
“Nuestro sistema de notificación de incidentes (TI) no funciona” porque es “demasiado engorroso, demasiado burocrático”, reconoció hace dos semanas Juhan Lepassaar, director ejecutivo de la Agencia de Ciberseguridad de la UE (Enisa), citado por Euractiv, un sitio de información dedicado a los asuntos europeos.
Los problemas de ciberseguridad se han visto exacerbados por la guerra en Ucrania.
“Hemos notado una mayor presión” desde que comenzó la guerra, indicó recientemente Profumo, cuyo grupo tiene una rama especializada en la seguridad cibernética, con clientes en todo el mundo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el mes pasado que “la guerra en Ucrania ha generado serias preocupaciones para las operaciones de TI”. “Los ataques podrían tener como objetivo instituciones financieras con importantes sistemas informáticos. Si tienen éxito, esos ataques podrían conducir a una pérdida de confianza en el sistema financiero, con un impacto negativo para la estabilidad financiera mundial”, concluyó el FMI.