La escasez de chips ha puesto en jaque a la economía digital. Las más perjudicadas son las industrias tecnológicas y automotrices; ya que todos los productos digitales llevan chips.
Las capacidades de los fabricantes están comprometidas y limitadas.
Al inicio de la pandemia, los fabricantes de automóviles paralizaron su operación durante semanas por el confinamiento en diversos países; por ello redujeron órdenes de compra a sus proveedores.
Cuando los fabricantes de automóviles recuperaron los niveles de producción, la elevada demanda de microchips hizo que los fabricantes de microprocesadores no pudieran responder a la demanda.
Al mismo tiempo otros sectores de la economía experimentaron una alta demanda, imprevista, de productos que requieren microchips, por el mayor número de personas trabajando y estudiando desde sus hogares.
Y es que los microchips permiten construir los circuitos electrónicos de las tecnologías inteligentes: celulares, computadoras, tablets, lavadoras, televisores, consolas, wearables y puntos de acceso inalámbrico.
El despliegue de la infraestructura 5G también está aumentando la demanda de nuevos dispositivos inteligentes compatibles con esta red. También ha jugado en contra la creciente demanda de tarjetas gráficas para el minado de criptodivisas como el bitcoin.
Ulrich Reiser, country manager de STG en Perú, comenta que en el mundo solo tres las compañías que lo fabrican: TSMC en Taiwán, Samsung en Corea del Sur e Intel en Estados Unidos.
“Producto de los confinamientos, muchas compañías recortaron sus pedidos de chips, lo que llevó a que las tres empresas antes mencionadas, frenaran sus líneas de producción”, mencionó.
“Ante la escasez, los precios de los productos que usan microchips podrían subir si la escasez se prolonga. Asimismo, se podría empezar a percibir en los mercados que la disponibilidad de productos tecnológicos y electrónicos está más reducida en variedad”, agregó Reiser.
Además de una importante escasez de dispositivos y soluciones logísticas, el poco stock existente no está disponible de manera inmediata por lo lento en las entregas.
TSMC, el mayor fabricante mundial de chips para terceros, planea subir los precios hasta en un 20% por la escasez de microcomponentes.
Con la finalidad de ir mejorando los plazos de entrega a sus clientes, TSMC ya tiene proyectado instalar nuevas plantas de fabricación de microchips; incrementando su inversión de Capital.
Abrir una fábrica, sumado a una inversión de más de US$ 10,000 millones, requiere de cuatro años desde que inicia su construcción hasta que esté operativa.
“En pleno apogeo del mercado tecnológico, hay un incremento en los precios y tiempos de adquisición. Con ello, muchas empresas han tenido que detener proyectos por la ausencia de dispositivos, perjudicando los contratos y promesas con el cliente final”, advierte.
“Las proyecciones sugieren un desabastecimiento de al menos un año más. A eso se suma la crisis en las cadenas de suministro, provocada por la interrupción de las actividades portuarias y de los camioneros tras la pandemia. Hoy hay escasez de contenedores, altos precios en los fletes y colapso total por las medidas sanitarias”, agrega Reiser.
Según IDC, la industria acabará por recuperar el equilibrio a mediados de 2022. Y, un año después, podría llegarse incluso a una situación de sobrecapacidad. Mientras, se sigue gestionando estratégicamente lo que viene.
“La demanda de chips no parará de crecer en los próximos años, pensemos que productos tecnológicos que conocemos hoy, tienen una versión mejorada día tras día gracias a la innovación tecnológica”, comenta el ejecutivo de STG en Perú.
“Por ello, las grandes industrias del chip están previendo no solo el crecimiento en infraestructura sino también en el análisis del valor de los diferentes microchips que permitan agilizar la industria; y así estar en la capacidad de enfrentar escenarios como los experimentados desde inicios de la pandemia en el 2020″, detalla el ejecutivo.