Una división de Alphabet se convirtió en el primer operador de drones en recibir aprobación como una aerolínea, un paso importante que le otorga autoridad legal para comenzar a entregar productos a los consumidores.
La filial, Wing, ahora tiene las mismas certificaciones que las aerolíneas más pequeñas reciben de parte de la Administración Federal de Aviación y el Departamento de Transporte de Estados Unidos. Planea iniciar dentro de unos meses las entregas rutinarias de pequeños productos de consumo en dos comunidades rurales de Virginia, informó la compañía.
"Es muy emocionante para nosotros haber obtenido la aprobación para dirigir un negocio con nuestra tecnología", señaló el director ejecutivo de Wing, James Ryan Burgess, en una entrevista. La calificó de "fundamental" tanto para su compañía como para la industria de aviones no tripulados en general.
El reglamento sobre drones aún no permite la mayoría de los vuelos sobre multitudes y áreas urbanas, lo que limita los lugares en donde Wing puede operar. Pero las aprobaciones firmadas por la autoridad el viernes y el lunes dan a la compañía la capacidad de cobrar por las entregas en Virginia y solicitar permiso para expandirse a otras regiones.
Si bien decenas de empresas que trabajan en programas de prueba han obtenido exenciones del regulador para realizar vuelos de demostración o entregas en distancias cortas, nunca ha habido una compañía de drones aprobada según la normativa tendiente a garantizar la seguridad en aerolíneas chárter tradicionales o pequeños transportistas de carga aérea.
Exigió a Wing crear extensos manuales, rutinas de entrenamiento y una jerarquía de seguridad, tal como lo debe hacer cualquier compañía aérea.
Las empresas que reciban permiso también deben ser propiedad mayoritaria de ciudadanos estadounidenses bajo las restricciones impuestas por el Departamento de Transporte.
Algunas compañías de drones se quejaron de que el proceso fue demasiado oneroso. Muchos de los requisitos que tenían sentido para una aerolínea chárter, como auxiliares de vuelo y cinturones de seguridad para la tripulación, no se aplicaron a ellos.
Burgess afirmó que el proceso de solicitud tomó meses y fue "muy riguroso y muy completo".