¿Y qué le dirías a alguien que debe tomar una decisión que no hace feliz a nadie? Cuando haces lo correcto no te equivocas. Sí, le diría eso. Cuando haces lo correcto no te equivocas.
“Había que tomar una decisión y la he tomado”, declaraba Joan Laporta, presidente del Club Barcelona, cuando anunciaba que el Barça no renovaría el contrato con Leo Messi.
Una decisión que no hacía feliz ni a nadie. Socios, seguidores del Barça, jugadores, la Junta Directiva, el propio Laporta, y el mismo Messi. Todos infelices.
En este espacio no vamos a analizar la decisión ni a comentar si los cerca de 500 millones de euros en pérdidas podrían haberse gestionado de otra manera. Vamos a revisar los aciertos y oportunidades de Laporta en el proceso de esta decisión.
Frente a una decisión que no hace feliz a nadie, como líderes tenemos que asegurar que cumplimos tres pasos:
1) Tener empatía, es decir, reconocer que es una decisión dura que afecta a todos. Aceptar que no nos gusta tomarla. Dejar claro que “hemos hecho lo posible e imposible” para evitarla. Aquí Laporta estuvo bien. Utilizó esa expresión de hacer lo posible e imposible para renovar a Messi. Gestionó un acuerdo con el jugador para intentar hacerlo viable. Demostró que entendía el valor de Messi para el Equipo.
2) Comunicar con oportunidad y claridad, es decir, resolver cuanto antes para reducir la incertidumbre. La incertidumbre hace daño a toda organización. Y las decisiones difíciles generan mucha. El tamaño del daño es directamente proporcional al tiempo de incertidumbre. Vimos a un Laporta en conferencia de prensa explicando la decisión. Dando la cara y las razones. Le escuchamos decir “no puedo hipotecar al Barça ni por el mejor jugador del mundo”. Quedando 25 días para el cierre del mercado deportivo, no quiso esperar. Decisión tomada, decisión comunicada. Actuó oportuno y claro.
3) Agradecer mirando al futuro. Agradecer a todos los afectados por entenderlo, por apoyar la decisión y por seguir adelante con los ojos puestos en el futuro. Es necesario volver a crear esperanza e ilusión en lo que está por venir. Aquí sí vimos que Laporta se quedó con oportunidades. Agradeció a Messi, claro que sí. Pero se olvidó de agradecer públicamente a los otros jugadores del equipo, a su junta directiva, y a los millones de seguidores del Barça. Faltó pensar en los que quedan.
Ha sido un buen proceso del que podemos aprender mucho. En una decisión tan difícil las opiniones contrarias han sido las justas. Cuántas veces nos toca decidir que alguna persona o un grupo de personas se aleje del Equipo. Aprendamos de Laporta y con empatía, comunicación y gratitud, demostremos que cuando haces lo correcto no te equivocas.