¿Y qué le dirías a alguien que lleva mucha prisa? La impaciencia es la antesala del fracaso. Sí, le diría eso. La impaciencia es la antesala del fracaso.
Esta frase, que no es mía sino de Julia Navarro en su última novela “De Ninguna Parte”, 100% recomendable para quien gusta del suspenso y la acción mientras se ingresa en las entrañas de la naturaleza humana, deja ver de manera muy concreta la importancia de saber esperar.
En anterior episodio de Tres Minutos Basta he hecho referencia a Siddhartha, de Hermann Hesse, cuando dice “se pensar, se esperar, se decidir”.
Recuerdo a mi padre decir con mucha frecuencia “Señor, dame tu santa paciencia” y el refranero español nos recuerda que “no por mucho madrugar amanece más temprano”.
De diferentes maneras se rescata el valor de saber esperar y moverse con paso seguro para asegurar el éxito de nuestras acciones.
Por el contrario, también oímos que hay que evitar la “parálisis por análisis”, que “a quién madruga Dios le ayuda”, y que “en esta vida quien no avanza retrocede”.
Entonces, ¿hay que ir con prisa o hay que ir calmos?
La respuesta la encontramos cuando revisamos casos de éxito. Aquí sí me atrevo a decir que todos los casos de éxito sostenibles han tomado tiempo y han necesitado de mucha preparación y de control de la impaciencia.
Hemos visto a Rafa Nadal encabezar el Big 3 consiguiendo 21 Grand Slams. Rafa ha esperado el momento en que podía volver a jugar. No se dejó vencer por la impaciencia y se preparó para el éxito.
¿Cuál de la empresas exitosas que hoy vemos se ha hecho en dos días?. Todas tienen una historia de tiempo y preparación.
Las grandes fortunas – aquellas fruto del trabajo creador de riqueza y no de la corrupción – también han requerido de abundante paciencia. Y las carreras políticas brillantes así como los científicos que han aportado a la humanidad, le dedicaron muchos años a lograr el éxito, sabiendo esperar cuando toca esperar.
Soy un convencido de que “la prisa es mala consejera” y que saber pensar, saber esperar y saber decidir” es la mejor fórmula del éxito.
Ahora que vivimos en el tiempo de la aceleración también vivimos en el tiempo de la improvisación. La improvisación es la solución intuitiva y creativa a la falta de preparación que con gran velocidad te pasa la factura del fracaso.
Recordemos que no llega antes el que corre más rápido sino el que parte primero y además va constante.
La prisa hará que tropieces. Que te saltes un detalle. O que equivoques la ruta. Respira hondo. Toma aire y recuerda que la Impaciencia es la antesala del fracaso.