Un informe realizado por Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) indica que durante este mes de marzo, en la sierra sur oriental y el altiplano, hay una disminución del crecimiento vegetativo de las plantaciones de papa y quinua.
La entidad acotó que se preven lluvias inferiores, respecto a lo normal, especialmente para los campos sembrados tardíamente. Sumado a ello, señaló que no descartarían daños en los cultivos por bajas temperaturas, veranillos y otros eventos, incrementando los factores de riesgo hasta un nivel alto.
“Durante mayo, las lluvias previstas de normales a inferiores a su promedio climático favorecerían las labores de cosecha, especialmente en el sector occidental; mientras que, en las zonas altas de sierra sur oriental y el altiplano no se descartaría un incremento de afectaciones por el gorgojo de los andes, especialmente en los campos no cosechados oportunamente”, agrega Senmahi.
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Respecto a la sierra central del país, informó que durante los meses de marzo y abril, hay lluvias previstas entre normales y superiores con respecto a su climatología, que garantizarían las plantaciones de papa y favorecerían su desarrollo vegetativo y tuberización “especialmente en los campos manejados en secano, por lo que se estiman un riesgo bajo y medio”.
No obstante, Senamhi no descarta que hayan afectaciones por lluvias intensas, granizadas y otros eventos extremos, sobre todo en las zonas de mayor altitud de la vertiente occidental.
“Durante el mes de mayo, para las plantaciones en maduración de la vertiente oriental, las lluvias previstas favorecerían la cosecha; mientras que, para las siembras de la campaña chica 2023, dichas condiciones podrían retrasar las labores de siembra”, añade.
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Mientras tanto en la sierra norte, entre los mismos meses, estima que se esperaría un desarrollo vegetativo de las plantaciones de papa acorde a su temporada, especialmente en las siembras tardías, pues se prevén precipitaciones superiores a su promedio climático.
“Debido a la estacionalidad, no se descartaría una mayor incidencia de las enfermedades fitosanitarias asociadas a la alta humedad, lo que incrementaría los factores de riesgo hasta un nivel medio. Asimismo, no se descartarían daños por granizadas, exceso de humedad y otros eventos meteorológicos de corta duración”, manifiesta Senamhi.
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