Maria Claudia Alba
El 5 de abril de 1992 marcó la historia del Perú por el autogolpe de Estado que realizó el ex presidente Alberto Fujimori. Ese día ordenó, entre otras medidas, el cierre del último Congreso bicameral que ha tenido el Perú.
Este domingo, con la votación de las cuatro reformas propuestas por el Ejecutivo, se podrá elegir entre el retorno o no a la bicameralidad del Parlamento. Sin embargo, debemos remontarnos a la historia para recordar el contexto en el cual se abandonó el sistema de diputados y senadores en el Legislativo.
Con el autogolpe de Alberto Fujimori se disolvieron las Cámaras de Senadores y Diputados que formaban el Congreso de la República. Los argumentos del ex mandatario fueron que el Perú requería fortalecer la lucha contra el terrorismo, dándole protagonismo a las Fuerzas Armadas y respaldándolas con legislación antisubversiva.
Asimismo, bajo la justificación de erradicar la corrupción y reformar las instituciones, procedió a reorganizar el Poder Judicial, el Tribunal de Garantías Constitucionales (hoy Tribunal Constitucional) y el Ministerio Público.
Para el ex congresista Ántero Flores Aráoz, quien salió elegido diputado por el Frente Democrático (Fredemo) en 1990, esta radical decisión fue un “pretexto” ya que realmente no existían fundamentos para cerrar el Parlamento.
“No había fundamentos, se dieron pretextos porque había en realidad una vocación autoritaria del ingeniero (Alberto) Fujimori, quizá no al principio, pero luego sí inducida por (su asesor) Vladimiro Montesinos”, indica.
Flores Aráoz sostiene que el Congreso no podía ser corrupto porque no manejaba fondos. Además, le había brindado a Fujimori facultades legislativas extraordinarias y facilidades en la lucha contra el terrorismo que azotaba al país en aquella época, desmintiendo así cualquier tipo de obstrucción.
“(Alberto Fujimori) dijo que el Congreso era obstruccionista cuando le habíamos aprobado el presupuesto (…) Para la lucha antisubversiva, el Congreso le había dado facultades delegadas al Ejecutivo y cerró los ojos en temática como jueces y fiscales sin rostro porque el Congreso comprendió que para una situación extraordinaria se necesitaban medidas extraordinarias”, explica.
El 22 de noviembre de 1992 se realizaron elecciones para elegir el denominado Congreso Constituyente Democrático (CCD), cuya principal tarea sería la elaboración de una nueva Constitución.
La coalición fujimorista Cambio 90 – Nueva Mayoría obtuvo 44 de los 80 escaños, cuando en las elecciones de 1990 solo habían ganado 32 de las 180 curules en la Cámara de Diputados y 14 de 60 en la Cámara de Senadores.
“Este Congreso Constituyente Democrático es el que redacta la Constitución de 1993, que fue aprobada por referéndum en ese año”, cuenta el historiador Juan Luis Orrego.
El 4 de setiembre de 1993 se publicó la nueva Constitución Política del Perú, la cual fue aprobada primero por el CCD y posteriormente ratificada en un referéndum, en el que obtuvo el 52,33% de aprobación de la población.
En esta se dispuso un nuevo Parlamento unicameral y la reelección presidencial inmediata, permitiendo que Alberto Fujimori pueda postular a la presidencia de la República para una segunda gestión en 1995.
“El CCD sigue en funciones hasta 1995 porque en ese año hay nuevas elecciones generales, cuando sale reelecto Alberto Fujimori. Ahí se forma un nuevo Congreso bajo la nueva Constitución, el nuevo Congreso unicameral”, finaliza Orrego.
-Dato-
- En el Congreso bicameral, el Senado tenía facultades administrativas, ratificaba nombramientos del presidente, embajadores, vocales de la Corte Suprema, altos mandos de las Fuerzas Armadas, entre otros.
- La Cámara de Diputados tenía atribuciones para negar la confianza a un Gabinete, así como para interpelar o censurar ministros.