Los peruanos están muy atentos a cada movimiento y declaración de su nuevo presidente, Pedro Castillo, un profesor poco conocido hasta hora de un partido marxista. Pero la verdadera atención tal vez debería recaer en el hombre que es considerado su patrocinador y guía, Vladimir Cerrón, el fundador y jefe del partido.
Si bien la ideología de Castillo puede estar cambiando —ha tratado de tranquilizar a los inversionistas—, no hay nada en Cerrón que sugiera vacilación o flexibilidad. No pudo postularse a la presidencia debido a una condena penal, así que eligió a Castillo, asesorándolo sobre políticas y nombramientos, incluido el de primer ministro.
“El señor Cerrón es propietario del partido político Perú Libre”, dijo José Alejandro Godoy, profesor de ciencias sociales y políticas de la Universidad del Pacífico. “Si bien hay un elemento doctrinario y hay un elemento ideológico, también hay un elemento muy personalista de liderazgo casi mesiánico. No habrá moderación por parte de Cerrón”.
El viernes, Castillo nombró un nuevo ministro de Relaciones Exteriores después de que el primero, un aliado de Cerrón, fuera presionado para dejar el cargo por unas declaraciones radicales. El nuevo designado, Óscar Maúrtua, es más bien un político de la vieja guardia. Cerrón no tardó en expresar en Twitter su preocupación porque no es lo suficientemente ortodoxo, lo que sugiere que puede producirse una lucha entre el presidente y el líder del partido.
Neurocirujano formado en La Habana y admirador del régimen cubano, Cerrón, de 50 años, encarna los aspectos más radicales de la lucha política peruana, tanto intelectual como personalmente.
Hijo de profesores, su padre, que enseñaba marxismo, fue secuestrado y asesinado en el marco de una serie de atentados en la Universidad Nacional del Perú Central en 1990. Al parecer los autores fueron asesinos patrocinados por el Estado, que sospechaban que él y otras personas tenían vínculos con el grupo terrorista maoísta Sendero Luminoso. Actualmente, exoficiales del Ejército están siendo juzgados por esos crímenes.
Mientras que los conservadores de América Latina suelen acusar a sus oponentes de ser marxistas, Cerrón es un hombre genuino, con profundas quejas familiares contra la clase dirigente.
Ferozmente inteligente
Encarna el izquierdismo más personal e inflexible. Con una alta formación y una reputación de inteligencia feroz, se ha mantenido firme en los principios de la lucha de clases y el anticolonialismo durante toda su vida, sin suavizar su postura a medida que crecía su influencia.
Aunque la mayoría de los peruanos rechazan una ideología tan rígida, muchos están indignados con la clase política tradicional y, entre el covid-19 y una creciente sensación de desigualdad, parecen dispuestos a ver adónde los llevará el partido de Cerrón.
La inhabilitación de Cerrón por cargos de corrupción es vista por sus partidarios como el marco jurídico de un hombre cuyas ideas son una amenaza para las élites de la nación.
El párrafo inicial del manifiesto del partido de Cerrón habla de la necesidad de “abrazar la teoría marxista”. En una entrevista televisiva de este mes, pidió el fin de la dependencia de Estados Unidos.
“Hay que desligar a nuestro país de una dependencia neocolonial que se ve a todo nivel”, dijo Cerrón. “Nuestro sistema educativo, nuestro sistema económico, el sistema inclusive militar, todo depende del software norteamericano”.
Cerrón no respondió a las solicitudes de entrevista, y personas cercanas a él se negaron a hablar. De hecho, los legisladores normalmente dispuestos a hacer declaraciones, cuando se les pregunta por él, se callan, temiendo alienar a una figura poderosa.
En el mejor de los casos, los inversionistas pensaban que Castillo dirigiría un Gobierno en la línea de los líderes latinoamericanos de izquierda de la historia reciente que han dirigido economías exitosas y han reducido las tasas de pobreza, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el boliviano Evo Morales. Pero la influencia de Cerrón y su cohorte lo hace menos probable.
La moneda peruana se ha desplomado desde que asumió el Gobierno —solo la de Afganistán sufrió una caída mayor— cuando Cerrón pareció haber tomado las riendas, y los inversionistas se preparan para una Administración más radical de lo que esperaban.
“Él sabe a qué juega, es un político cuajado, a él va a ser difícil que lo engañes, tiene preparación en Cuba, sabe lo que es la política. Es un hombre hábil y de ahí viene la preocupación”, dijo Eduardo Jiménez, economista de la consultora Macroconsult de Lima. “Un político hábil con preparación específica para lo que intenta hacer es un peligro, y de ahí el miedo que genera”.
Uno de los primeros nombramientos de Castillo fue el de Guido Bellido como primer ministro. Bellido es cercano a Cerrón y está en la extrema izquierda.
La venta masiva de los activos de la nación se detuvo cuando Pedro Francke, un execonomista del Banco Mundial, asumió el cargo de ministro de Economía, mientras que el veterano jefe del banco central, Julio Velarde, aceptó quedarse. Ambos son vistos como contrapesos de Cerrón.
Pero Castillo necesitará que Cerrón y sus seguidores radicales lo defiendan en el Congreso para tener alguna posibilidad de terminar su mandato de cinco años, en un país donde destituir a los presidentes es más fácil que en casi cualquier otro lugar del mundo. Mientras que la oposición controla los 130 escaños del Congreso, Cerrón tiene influencia en un par de docenas de escaños, y el Gobierno tiene pocos aliados allí.
El expresidente Martín Vizcarra no tenía apoyo en el Congreso y fue destituido el año pasado.
Cerrón nació en una ciudad andina a unos 320 kilómetros al norte de Lima, un distrito que se vio gravemente afectado por el conflicto cuando las guerrillas maoístas lucharon contra las fuerzas de seguridad en las décadas de 1980 y 1990. Empezó a estudiar ingeniería eléctrica y civil, pero la violencia que se extendía lo hizo dejar los estudios antes de terminar.
En 1991 ganó una beca en Cuba, según la página web de su partido. Y tras titularse como médico en 1997, obtuvo una segunda beca para especializarse en neurociencia, también en Cuba.
Este mes, elogió a Cuba por su medicina gratuita, su alto número de médicos por habitante y sus altos niveles de alfabetización.
Los cubanos, dijo, “son campeones en todo”.