Hace unos días el congresista Alejandro Muñante propuso una iniciativa legislativa para la rehabilitación del centro penitenciario ‘El Frontón’ para expandir el complejo de máxima seguridad en Challapalca con el objetivo de alojar a delincuentes de extrema peligrosidad.
La propuesta por Muñante sostiene que en Perú existe una sobrepoblación en las cárceles, y tanto el Sistema Penitenciario Peruano (INPE) como las autoridades gubernamentales reconocen una capacidad “insuficiente o prácticamente nula” para albergar a la cantidad de presos. Por tal motivo es que este espacio puede ser una gran opción para descentralizar el sistema penitenciario.
Ante este proyecto de ley, los expertos fueron consultados sobre esta medida, la cual cuenta con el respaldo del partido Renovación Popular. Uno de los primeros en declarar sobre este caso fue el ex jefe del Instituto Penitenciario del Perú (INPE), Jorge Pedraza, quien descartó la “viabilidad” de esta reapertura.
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En una entrevista reciente en Canal N, mencionó que la reconstrucción del antiguo penal ‘El Frontón’ no es factible debido a la falta de servicios esenciales como luz y agua. Esta carencia no solo impactaría los derechos de los reclusos, sino también los de los empleados públicos, jueces, fiscales, policías, así como las familias de los internos que visiten la institución.
“No es viable porque es un terreno que no tiene servicios básicos y un penal requiere de servicios básicos, agua, desagüe, de energía eléctrica y de acceso público de carreteras porque van trabajadores, van internos, va la familia, van jueces y fiscales”, sostuvo.
“Por tanto, cuando se pretende reflotar El Frontón, se está pensando en una infraestructura o en un diseño de penal de hace 30 años o más que, obviamente, hoy dista de la realidad”, acotó.
“Es una locura”
Otro ex jefe del Inpe que también se refirió por este tema fue Leonardo Caparrós, quien consideró que la propuesta de Muñante “es una idea que no ha tenido mayor evaluación”.
Caparrós afirmó que durante su mandato como jefe de esta institución, también se consideró la reconstrucción del penal ‘El Frontón’, pero los estudios indicaron que no era factible llevarlo a cabo.
“Me parece una locura tratar de hacerlo y además es algo que ya se ha debatido varias veces, cuando yo fui presidente del INPE también hubo esa idea y visitamos ‘El Frontón’, se hizo el estudio, y el estudio dijo que no es viable, no hay manera de hacerlo”, dijo Exitosa.
Además, recordó que durante su gestión, se planteó que dicho establecimiento sea entregado en los mecanismos de la inversión privada a cambio de construir otro penal en otro lugar.
“Por alguna razón que nunca entiendo, el penal de San Jorge se cerró, se sacó a todos los internos y se les distribuyó en otros penales, pero sin tener todavía en otro penal. No conozco los mecanismos, las decisiones que empujaron a eso, pero lo que hicieron fue vaciarse a San Jorge”, agregó.
El Frontón: historia
El penal El Frontón fue una instalación penitenciaria que operó desde 1917 hasta finales de la década de los 80. Su población estaba compuesta principalmente por los delincuentes más peligrosos del Perú, incluyendo aquellos condenados por homicidio y violación.
La prisión de El Frontón se encontraba en una pequeña isla también conocida como El Frontón, situada cerca del Callao. Durante muchos siglos, la isla estuvo deshabitada, pero en 1917, durante el segundo mandato de José Pardo y Barreda, se construyó esta cárcel con el propósito de albergar a los criminales.
Uno de los políticos que estuvo recluido en esta prisión fue Fernando Belaúnde Terry, expresidente del Perú. Fue detenido por liderar una protesta contra el Gobierno de Manuel Prado Ugarteche en 1962.
El Motín más sangriento de ‘El Frontón’
El 18 de junio de 1986, los reclusos de El Frontón iniciaron un motín en el pabellón Azul. Según el registro de la CVR, “la Marina utilizó no solo el armamento tradicional, sino, además, se utilizaron bazucas, morteros, dinamitas y explosivos de alto poder como el C-3, con los que lograron demoler el llamado pabellón Azul”.
Tras rendirse, ciertos internos fueron trasladados a una zona de la isla conocida como ‘Los Baños’, donde, según testigos presenciales, fueron asesinados a tiros y apuñalados con bayonetas. Otros fueron sometidos a torturas y luego ejecutados. En total, se informó que 118 reclusos perdieron la vida. Además, se registraron múltiples casos de personas desaparecidas.
En la actualidad, El Frontón, más allá de ser recordado como un centro penitenciario para los criminales más peligrosos, es reconocido por las masacres más sangrientas ocurridas en el país.