Mientras diversos indicadores económicos avanzan en Perú, otros marcadores muestran el incremento de situaciones de injusticia social, entre ellas el número de niñas que fueron madres, cifra que creció en el 2021 un 22%, en una realidad que perpetúa la pobreza en la que a menudo se encuentran.
“Las niñas con menos recursos tienen cinco veces más posibilidades de quedarse embarazadas y ser madres profundiza esta situación, entrando así en un círculo vicioso de pobreza”, declaró Hugo González, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) en el Perú.
Durante el 2021, en Perú al menos 1,436 menores de 15 años fueron madres, mientras que esta cifra llegó a 1,177 durante el 2020, unas cifras que preocupan a expertos por las graves consecuencias que estos embarazos generan en las menores.
Siete de cada diez niñas que son forzadas a ser madres dejan el colegio, según cifras de la UNFPA, y cuando esto ocurre, las menores reducen drásticamente sus oportunidades de mejorar su futuro, ya que contarán con un nivel de educación muy bajo, lo que las abocará a empleos informales, algo también muy propio de la economía peruana.
“Estamos notificando que se está haciendo más frecuente la maternidad antes de los 15 años, ya que está disminuyendo la edad en la que las jóvenes inician las relaciones sexuales lo que genera más riesgos”, explicó González.
Según cifras del organismo de las Naciones Unidas, la mitad de niñas o chicas no utilizan preservativos en su primera relación sexual, algo que muestra el desconocimiento y prejuicios que se presentan en el país en cuanto a la educación sexual.
“Una educación sexual integral con un enfoque laico y científico brinda a las niñas herramientas personales para su empoderamiento, autonomía para la prevención de riesgos, y para saber buscar ayuda”, dijo Elga Prado, responsable del programa de Sexualidad y Autonomía Física de la organización feminista Manuela Ramos.
Los expertos coinciden en que una correcta implementación de planes educativos que aborden la sexualidad marca la diferencia en determinados contextos en los que el sexo es un tabú y los colegios son la única fuente de conocimiento en esta materia para las niñas.
“Estamos viendo muy poca priorización por parte del Estado para implementar estas políticas preventivas y a la vez vemos un retroceso en lo que se ha ido avanzando por parte de una corriente fundamentalista anti-derechos muy fuerte”, declaró Prado.
En el Congreso peruano está presente durante estos días un debate que plantea aplicar una reforma educativa impulsada por fuerzas políticas conservadoras que eliminaría contenidos de educación sexual y de género en las aulas.
Aborto terapéutico y justicia
Cuando una niña queda embarazada es considerado como un abuso sexual, según el Código Penal peruano, y el aborto terapéutico, que está permitido desde 1924 solo cuando está en riesgo la salud de la madre, no se suele presentar como opción a las menores.
“Existe un servicio sanitario y judicial totalmente confesional, con juicios de valor y no se ofrece la información de acceder al aborto, y si la familia lo solicita y lo exige, aun así no es fácil su cumplimiento”, dijo Prado, quien añadió que tampoco se ofrece ningún tipo de acompañamiento psicológico a estas niñas.
Para combatir la maternidad infantil es necesario “un sistema de justicia que funcione cuando se incorporan denuncias de violencia sexual en menores”, según González.
Y es que siete de cada diez denuncias por abuso sexual quedan impunes en Perú, por lo que unos jueces más formados en estos temas mandarían un mensaje a la sociedad de que las violaciones son realmente punibles y algo “que no vale”.
Matrimonio infantil
Para empeorar el panorama, en Perú se permite desde el 2018 el matrimonio a partir de los 14 años, algo que según la UNFPA “definitivamente es un determinante para la presencia del embarazo infantil, ya que este significa legalizar la mutación de un violador a un esposo”.
El matrimonio infantil es la solución a la que llegan ciertas familias para “arreglar” el embarazo de las niñas, porque así evitan las denuncias y ven una forma de salir de esta situación, pero las expone a una mayor violencia y vulnerabilidad y condena a una vida doméstica que no han escogido.
Una de las bases del problema de la maternidad infantil es que el abuso sexual es cometido en muchas ocasiones por hombres del entorno cercano a la niña, como tíos, amigos, familiares o padrastros, lo que hace más difícil denunciarlo o exponerlo públicamente.
“Existe por parte del entorno cercano una satanización a las niñas que se han quedado embarazadas, se le culpa a ellas y al ser el agresor alguien próximo se teje una especie de protección en torno a él”, se lamentó Prado.
En ese sentido, la maternidad infantil significa, además de las severas lesiones psicológicas y físicas para las niñas, el juicio de las personas que la rodean y la ausencia de oportunidades futuras que aumenta la brecha de género que aún perfora a Perú.