Presidente de la Asociación de Empresas Familiares - AEF Perú
Las empresas familiares, a diferencia de otro tipo de organizaciones, tienen la necesidad y deseo de trascender en el tiempo. Buscan continuar siendo generadores de riqueza de empleo y de bienestar, no solo para las propias familias sino también para la sociedad y el país en general.
La encuesta de Ernst & Young (EY) en su estudio ¿Cuál es el impacto de las familias empresarias?, señala que, en Perú, únicamente el 30% de las empresas familiares pasan a la segunda generación y, de estas, solo el 15% se extiende a una tercera generación.
Es en este contexto que la trascendencia puede convertirse en la motivación que necesita la empresa para dejar un legado. Un buen empresario familiar trabaja para eso, con visión a largo plazo para que su compañía perdure en el tiempo. Podemos ver negocios de 30 o 40 años que siguen trabajando y dejan huella. El libro “Dinastías empresariales” de Raúl Serebrenik precisa que en el mundo hay un promedio de 8750 empresas longevas y los países que cuentan con más de ellas son Japón, Reino Unido, Italia, Estados Unidos, entre otras.
¿Cuáles son los factores de éxito de estas empresas centenarias que las llevan a sobrevivir y trascender en el tiempo? En principio, promueven que no se pierda la capacidad emprendedora e innovadora de la familia, cuentan con buenos mecanismos de comunicación, tienen implementadas buenas estructuras de gobierno corporativo, han aprendido a trabajar en equipo y tienen un compromiso muy importante con el legado familiar. Todos estos elementos hacen que perduren con los años y sobrevivan a los cambios generacionales.
Del lado contrario, las principales problemáticas de las empresas familiares hacen que la organización se debilite y desaparezca a futuro. La falta de una visión clara de la familia fragmenta el patrimonio; además, surge una dificultad cuando se aprecia que muchas familias tienden a crecer geométricamente mientras las empresas o los patrimonios crecen a un ritmo aritmético.
Otro punto es la falta de compromiso de las nuevas generaciones, la ausencia de planificación patrimonial, la pérdida de la dinámica empresarial y la falta de mecanismos de resolución de conflictos. Se debe tomar en cuenta que todo problema se puede prever con buenas prácticas anticipadas. Por ejemplo, se puede eludir la falta de compromiso de las nuevas generaciones al involucrar a los más jóvenes para que crezcan con cariño y dedicación a la empresa o que los hijos noten que hay un legado que se puede continuar.
Para darle continuidad a una empresa, la comunicación tiene que ser la base: todos los miembros de la familia tienen que expresarse, ya sea una discordancia o no, y tiene que haber un buen sistema para expresar los mensajes, ya que estos ayudan a resolver conflictos. La persona que se encuentra a cargo de la compañía también debe tener todo organizado, desde el gobierno corporativo, la junta de accionistas, el directorio hasta la gerencia, ya que podrá conocer las decisiones que se tomen y que éstas sean respetadas.
Con el objetivo de que las empresas familiares afronten de mejor manera sus obstáculos, desde AEF Perú ayudamos a estas organizaciones a que compartan sus experiencias, se instruya en el manejo de los patrimonios familiares y se capacite a las nuevas generaciones. En ese sentido, nuestro gremio ha buscado reunir a esta clase de compañías para que aborden el desarrollo y resolución de sus problemas, a fin de que otras no caigan en los mismos errores o les ofrezcan posibles soluciones.