El ciclo de El Niño ha terminado y los agricultores de América Latina evalúan los daños. En su mayoría, son malas noticias: muchos sembríos se inundaron y otros sufrieron calor extremo y sequía. La cosecha del grueso de cultivos básicos ha sido exigua y la caída de precios ha agravado la situación, ya que erosionó las ganancias de los productores.
Pero el cacao, que es el ingrediente fundamental del chocolate, está yendo contra la tendencia. Su cosecha ha aumentado en Ecuador y Brasil, los mayores productores de la región, así como en Perú, Colombia y República Dominicana. Esto se debe, principalmente, a la suerte. Las áreas donde se siembra cacao, tales como las provincias costeñas de Ecuador y el noreste de Brasil, no sufrieron lo peor de las anomalías climáticas.
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Adicionalmente, el precio del cacao ha subido durante los últimos seis meses, gracias sobre todo al colapso de la producción en África occidental, que es la principal zona de cultivo del cacaotero en el mundo. El valor de las exportaciones latinoamericanas del grano se ha disparado. El 2023, Ecuador obtuvo 32% más de sus ventas al exterior, respecto del 2022. Y desde inicios de este año, las exportaciones se han triplicado en valor respecto del mismo periodo del año pasado. El cacao se ha convertido en una de las más valiosas exportaciones de la región.
En África occidental, a los agricultores se les paga un precio fijado por sus gobiernos. En cambio, los de América Latina venden su producción al precio del mercado global. Sus contrapartes en Costa de Marfil y Ghana reciben US$ 2,460 por tonelada métrica (TM), pese a que la cotización internacional oscila alrededor de US$ 10,000 TM.
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Aunque sería tentador acumular esos ingresos extraordinarios e inesperados, un buen número de agricultores avistan una oportunidad para invertir a fin de elevar su producción. Muchos están adquiriendo plantones de alto rendimiento, expandiendo sus áreas de siembra y plantando cacao en lugar de cultivos menos rentables.
Asociaciones nacionales de agricultores están respaldando la inversión. A fin de mejorar la eficiencia, están impulsando la disponibilidad de fertilizantes y proporcionando asesoría sobre poda eficaz, manejo de plagas y detección de enfermedades en los cacaoteros. Los agricultores de de América Latina cosechan bastante menos que una TM por hectárea cacao. La mayoría de países productores de cacao en la región está intentando duplicar ese volumen.
La esperanza es devolverle su antigua gloria al sector del cacao latinoamericano. Brasil era el mayor productor hasta que sus cacaoteros fueron azotados por una enfermedad fúngica (causada por hongos) a fines de la década de 1980 y principios de la de 1990. El año pasado, su Ministerio de Agricultura presentó un plan para elevar la producción de 290,000 TM el 2023 a 400,000 TM para el 2030. El Gobierno de Ecuador es más ambicioso: se ha propuesto aumentar la producción de 420,000 TM a 800,000 TM, para el mismo periodo que Brasil.
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Si quiere alcanzar esas metas, el sector necesitará tecnología. Ya está empezando a usarla: algunas tareas que tradicionalmente han sido manuales, ahora están siendo mecanizadas. Sin embargo, la mayoría de agricultores de cacao en América Latina son pequeños propietarios, con un puñado de hectáreas cada uno. Así que el uso de sistemas de irrigación inteligente y maquinaria de cosecha automatizada no es rentable para parcelas tan pequeñas.
Los precios internacionales del cacao podrían descender y los agricultores que inviertan en elevar su producción corren el riesgo de quedarse sin vender parte de sus cosechas, o tener que abaratarlas para colocarlas en el mercado. Si bien una mejora del clima en África occidental provocaría un rebote de su producción el próximo año, las perspectivas para la zona son sombrías. La mayoría de sus productores son de edad avanzada y pobres, y sus agencias nacionales son mal manejadas y, en algunos casos, están casi quebradas.
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A partir del 2024, entrarán en vigencia estrictas regulaciones de la Unión Europea (UE) relativas a la deforestación, las que tendrán más impacto en los productores africanos pues ellos exportan más al bloque que los latinoamericanos. Es probable que la floja producción africana signifique que los precios del cacao se mantengan altos, pues pocos países pueden cultivarlo. Mientras una hectárea de plátano rinde 25 TM, una de cacao, solo 500 kilos.
Además, necesita altos niveles de humedad y temperaturas cálidas por las noches, con regular lluvia y sol —pero no demasiado—, y bajas altitudes cercanas al ecuador. No muchos países poseen esas características. En el largo plazo, es posible que el cambio climático altere la actividad en las mejores áreas y limite la producción, lo cual elevará los precios del grano.
La demanda por cacao es robusta y creciente, en parte porque se está consumiendo más chocolate en Asia. Esto daría confianza a los agricultores de América Latina, cuyo reto será encontrar cómo pagar por nueva tecnología para cosechar más.
Traducido por Antonio Yonz Martínez.
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