Gerente vicepresidente de Marsh Perú
Al estar entrando ya en un escenario pospandémico, empezamos a apreciar la reactivación económica de distintos sectores laborales a nivel global. De acuerdo al estudio El Futuro de la Construcción de Marsh, se pronostica que el crecimiento en la producción de la construcción promediará 3.6% anual durante la década hasta 2030, más alto que los sectores de manufactura o servicios.
Adicionalmente, también se presagia que este mismo desarrollo promediará 4.5% durante los cinco años entre el 2020 y 2025, nuevamente más alto que los sectores antes mencionados e impulsado por una fuerte recuperación de los efectos de COVID y un enorme apoyo de estímulo por parte de los gobiernos.
Este pronóstico se perfila como positivo para todos los continentes; sin embargo, el panorama peruano actual no muestra lo mismo. A pesar de los esfuerzos de reactivación, uno de los sectores de negocios que aún no puede resurgir por completo es el de la construcción.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, el sector Construcción disminuyó en 0.59% determinado por la reducción del consumo interno de cemento (-1.60%); mientras que aumentó el avance físico de obras en 11.96%. La variación negativa del consumo interno de cemento es explicada por el menor dinamismo en la ejecución de proyectos de construcción privada.
En enero del 2022 el avance físico de obras públicas en construcción crece en 11.96%, a pesar de ser el más bajo de los últimos meses, mostró un comportamiento positivo en el Gobierno Nacional (39.6%); no obstante, disminuyó en los ámbitos Regional (-3.1%) y Local (-7.6%).
De otro lado, el INEI informó que desde octubre del 2021 la inversión pública total viene disminuyendo mensualmente en forma consecutiva. En el primer mes del año, el componente de la inversión pública destinado a la adquisición de maquinarias, equipos y otros activos se contrajo en 63%, debido a la menor compra de terrenos; maquinaria, equipo y mobiliario; softwares, patentes y marcas de fábrica.
Esto se debería al escenario político nacional, relacionado al continuo enfrenamiento político entre el Legislativo y Ejecutivo, sumada a la escasa capacidad de promoción del sector constructor. A ello se suma las recientes bajas calificaciones crediticias que ha recibido el país tanto para la deuda soberana como para el sistema bancario.
Enfrentar la crisis
Frente a este panorama, es necesario que los gobiernos continúen impulsando la inversión privada y la pública del sector construcción. Ello con el objetivo de conectar la actividad con otros sectores productivos.
Se considera que la pandemia continuará en los próximos meses, sin embargo, en los países que se contagiaron primero se comienzan a ver señales de reactivación de algunos proyectos e incluso es probable que algunos sectores vuelvan a retomar sus operaciones.
El sector de la construcción es fundamental para el correcto funcionamiento de las actividades básicas del país. La continuidad de las operaciones en la economía local y nacional debe permitir que toda la cadena de valor de las diferentes industrias se abastezca de manera suficiente y oportuna. Esto producirá estabilidad laboral, garantizando el ingreso de las familias que dependen directa o indirectamente de la construcción, así como la reactivación económica de los sectores industriales, manufacturero, entre otros.
Además, se debe tomar en cuenta la información internacional sobre los repuntes de casos de COVID-19 en países como Alemania, Reino Unido y también China, debido al retiro de restricciones sanitarias. Por ello, es importante que las empresas del rubro constructivo continúen trabajando para convivir con el virus y mantener en seguridad a sus empleados.