Presidente de ComexPerú
Nuestro país aún vive la peor crisis económica de toda su historia. Producto de la pandemia, en el 2020, la pobreza dio un salto pasando de 20% a 30% de la población y más de 3 millones de micro y pequeñas empresas desaparecieron, dejando sin empleo a millones de peruanos. La situación es crítica y el horizonte sombrío.
No es pesimismo, es la realidad. Y además, la incertidumbre política y económica que continúa viviendo nuestro país, no hace más que condenar a millones de peruanos afectados por esta crisis al desempleo y la pobreza.
Estimaciones de Credicorp Capital señalan que la inversión privada caería un 7% en el 2022. Sin estabilidad y claridad en el futuro, la inversión privada se continuará retrayendo, y sin inversión la economía no se recuperará, no se generarán empleos, y habrá más pobreza.
Las encuestas muestran que la población pide cambios, exigen a las autoridades más empleo, educación de calidad, mejores servicios de salud y lucha frontal contra la corrupción. Los cambios son necesarios, qué duda cabe, pero no se requiere un Congreso Constituyente, ni echarse abajo el capítulo económico de nuestra Constitución para lograrlos.
En los últimos 20 años, el Perú ha mostrado resultados macroeconómicos espectaculares, con uno de los mayores crecimientos del PBI y a la vez menor inflación en toda América Latina y Caribe. Esto ha permitido una mejora en la calidad de vida de más de la mitad de los peruanos, pero aún hay sectores cuyas necesidades no han sido satisfechas y ese es un gran pendiente para el país y la razón del pedido de cambios.
¿No hay dinero o no hay capacidad de ejecución?
Si bien el cierre del primer semestre del 2021 marcó un récord histórico de gasto público a nivel nacional, alcanzando S/ 55,142 millones, la ejecución del gasto en las regiones del país es muy disímil y genera las condiciones para tener a una ciudadanía que no cree en los beneficios de una economía libre.
Por ejemplo, según el índice de Competitividad Regional (Incore), elaborado por el Instituto Peruano de Economía (IPE), Cajamarca se ubica en el puesto 21 de 25 regiones en cuanto a desarrollo económico y social, situándose en los últimos lugares en los pilares de Salud y Laboral y en el tercio inferior de los pilares de Educación y Entorno Económico. El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), estima que la población cajamarquina en situación de pobreza es de un 42.5%.
Esto es muy sorprendente considerando que, acorde al Ministerio de Economía y Finanzas, el presupuesto público por habitante para Cajamarca creció un 92% en la última década. Sin embargo puede ser explicado por la baja ejecución de la inversión pública de las autoridades de esta región.
Los últimos 10 años, este tipo de inversión, que es la que permite mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, se ha mantenido en alrededor del 60% de lo presupuestado. Es decir, no invirtieron 40% de su presupuesto. Además, la participación de la inversión pública en el gasto total ha disminuido de ser más de 30% hace 10 años a solo ser el 6% en el 2020. De cada 100 soles gastados por el Gobierno regional solo 6 soles se destinan a obras de desarrollo en favor de la población.
¿Cómo no va a existir insatisfacción entre la población con estos pésimos niveles de ejecución? Seguramente la población tampoco sabe, que el dinero ha llegado producto del pago de impuestos y regalías mineras, pero que sus autoridades no los han utilizado adecuadamente para mejorar la situación en la que viven. Es claro que tenemos una gran tarea que hemos postergado por mucho tiempo: transmitir a los ciudadanos los innumerables beneficios que las libertades económicas generan y han generado en el Perú.
Hemos iniciado, en alianza con Gestión, la difusión de análisis en la web del diario (gestion.pe) que incluye información sobre la situación social y económica de las regiones del país, con el propósito de mostrar, con evidencia, cuál ha sido el avance de cada una de ellas, y dónde se encuentran los cuellos de botella que impiden su desarrollo y el de sus ciudadanos.
Y asimismo mostrar cómo el desarrollo del comercio exterior, la defensa del libre mercado y el impulso a la inversión privada son los caminos para la generación de empleo y la reducción de la pobreza. Porque ningún país se ha desarrollado sin #LibertadParaCrecer.