Sara Alcántara Altamirano, directora de asuntos corporativos y gobierno de Backus
Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, recordándonos el sentido de urgencia para tomar medidas que frenen las cifras de casos de violencia de género. De acuerdo con el último reporte de la Defensoría del Pueblo, desde julio del 2020, estos se incrementaron registrándose más de un centenar de femicidios solo en el Perú.
Uno de los retos que enfrenta no solo nuestro país sino el mundo, recae en tomar conciencia sobre esta problemática que afecta a 1 de cada 3 mujeres, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien el tema ha cobrado relevancia en los últimos años, es importante recalcar que no solo se presenta con agresiones físicas; a menudo se pasa por alto otras formas, como el hostigamiento, el acoso sexual y la discriminación. En esa línea, las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos”.
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones afirma que 7 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de acoso en el transporte público. Dato que pone en evidencia que muchas veces hemos presenciado, de alguna u otra manera, actos de violencia ante los cuales hemos callado o ignorado la situación.
Para erradicarla necesitamos que todos seamos aliados en esta lucha, usar nuestra voz y denunciar cualquier tipo de violencia de la que seamos testigos. El miedo frena, pero debemos accionar y ser parte de la solución a esta problemática que afecta no solo en el ámbito privado sino a nuestra sociedad.
Alzar nuestra voz contribuye en hacer mujeres fuertes que rechazan la desigualdad de género y actúan frente a un problema persistente en nuestro país, el cual requiere de tolerancia cero ante cualquier tipo de violencia.
Al mismo tiempo, es importante que las empresas creen alianzas con aquellas organizaciones que trabajan en el desarrollo de directrices para hacerle frente a esta lucha. Además de instaurar políticas de soporte y programas de concientización que garanticen que trabajamos en espacios seguros e inclusivos, donde se respetan nuestros pensamientos y valoran nuestra integridad.
Finalmente, las sinergias que se generen entre el sector público y el privado, son también una pieza clave para revertir las cifras de violencia que se muestran a la fecha. Comprometernos como país nos permitirá desarrollar todo el poder, liderazgo y seguridad que caracteriza a las mujeres peruanas.