“El país hace historia”. Señalaba el Presidente de El Salvador cuando a partir del 08 de septiembre, su país se convirtió en el primero en el mundo en incorporar a una criptomoneda (Bitcoin) como moneda de curso legal. La ley aprobatoria señala que el uso de esta criptomoneda será “irrestricto con poder liberatorio e ilimitado en cualquier transacción y a cualquier título que las personas naturales o jurídicas públicas o privadas quieran realizar” ¿Que implicancias iniciales podría tener inédita experiencia?
El Bitcoin, fue la primera criptomoneda, que data del l 2009 y surge de un grupo de personas que se hicieron llamar Satoshi Nakamoto, bajo la tecnología blockchain, que ellos mismos inventaron. Al igual que el resto de criptomonedas (Etherium, Ripple etc.), no existe ningún tipo de regulación para ella. Pero ¿Qué es una criptomoneda? Es un activo digital que emplea un cifrado criptográfico para garantizar su titularidad y certificar las transacciones, y creación de unidades adicionales, es decir, evitar que alguien pueda hacer copias por su cuenta. Estas monedas no existen físicamente y se registran en cuentas digitales.
Los sistemas en el que operan las criptomonedas tienen características diferenciadoras respecto a los sistemas monetarios tradicionales; No están reguladas ni controladas por ninguna institución, como los bancos centrales y no requieren de intermediaros en las transacciones. Se usa una base de datos descentralizada, blockchain o registro contable compartido, para el control de estas transacciones. En principio las criptomonedas no cuentan con el respaldo institucional de un banco central u otras autoridades públicas y no están cubiertas por mecanismos de protección al usuario.
En cuanto a la operatividad de estas monedas digitales, una vez que se compra o vende el activo digital, no es posible cancelar la operación porque el blockchain es un registro que no permite borrar datos. Para “revertir” una transacción es necesario ejecutar la operación contraria. Por otra parte, al no estar disponibles físicamente para su almacenamiento se requiere de los servicios de un monedero digital, el cual es un programa informático que permite guardar, recibir o enviar criptomonedas. Por otra parte, los valores de las criptomonedas depende de la oferta, de la demanda, y del compromiso de los usuarios, siendo muy volátiles estos, como característica recurrente.
En El Salvador, varias reacciones se han venido produciendo con el establecimiento del Bitcoin como moneda de curso legal, aunque se seguirá usando al dólar como unidad de cuenta. Una visible reacción, ha venido por la sostenida caída de los bonos soberanos en los mercados internacionales, reflejando los temores de implicaciones crediticias negativas resultantes de esta decisión, temores también resultantes también por la posibilidad de no llegar a un acuerdo con el FMI. Crear un sistema de pago en el que los usuarios confíen lleva tiempo; peor aun cuando la ley definió 90 (largos) días para contar con la infraestructura para poder hacer pagos con bitcóins, llamando la atención el no haber hecho programas pilotos para anticipar problemas operativos, más aun cuando se comienza un sistema de pagos electrónicos desde cero, en una economía que todavía funciona principalmente con cash, , sumándose temores a lavado de activos con la entrada de Bitcoins de dudosa procedencia. Por el lado operativo se suman las dificultades de la aplicación Chivo para operativizar el funcionamiento de los Bitcoins, existiendo además una mayor probabilidad de mayor volatilidad de precios por el Bitcóin, pérdidas de ingreso, rebajas en la calificación de riesgo y aumentos del gasto público por los costos de implementación del proyecto Bitcóin por encima de los US$ 250 millones inicialmente previstos. Todo esto se da, con gente que no confía en la institucionalidad financiera, con el mal recuerdo de la apresurada dolarización 20 años atrás. Como sabemos la confianza, es el factor central donde reposa la representación de valor que detenta el dinero. ¿Riesgosa apuesta no?