Escribe: Hans Bottger, consultor en comercio internacional e infraestructura.
¿Cómo vamos en inversiones en infraestructura en comparación con otros países? ¿Vamos a la par? ¿Mejor? ¿Qué podemos hacer para ser más competitivos y aprovechar lo que nos diferencia? ¿Sabemos qué nos diferencia? Lamentablemente, no estamos a la par y estamos lejos de aprovechar lo que nos diferencia. Pero si el Perú aprovecha su posición geográfica y conecta sus puertos con ferrocarriles costeros tiene la posibilidad de volverse el hub del Pacifico Sur. Con puertos conectados —que no compiten, sino que se especializan e interactúan—, podemos no solo transportar lo que producimos con precios logísticos más bajos, sino ser el punto de distribución de otros mercados. Las posibilidades son infinitas. ¿Es barato? No, pero vale la pena.
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Callao, especializado para la carga contenerizada, puede atender el mercado local, pero también ser el punto de conexión con los demás puertos costeros, tanto nacionales como de la Costa del Pacifico de otros países, que —alimentados con barcos de menor tamaño, ferries— sirvan al mercado regional y permitan que los transatlánticos crucen al Asia por nuestro megapuerto. Es cierto que el congestionado puerto del Callao ya recibe barcos de contenedores, pero también breakbulk —carga fraccionada o general— y cruceros con turistas (con bastante incomodidad, por cierto). Habría que, además, sumarle la Base Naval, que ocupa una parte importante del área disponible.
Chancay proyecta de la mano de Cosco Shipping, empresa del gobierno chino, atender sus propias embarcaciones con la mirada puesta en Asia y, naturalmente, Volcan —como socio del puerto— buscará rentabilizar su inversión y su volumen de carga de producción. Otras navieras pondrán resistencia a utilizar el puerto —ya que la terminal, como tal, le pertenecerá a un competidor—, pero con reglas claras y confianza en los socios comerciales —que, aunque compitan, a nivel operativo se complementan— la situación inicial debería superarse. En otras latitudes, navieras como MSC y Freeport, BS o Maersk (APM, incluido el Callao) tienen intereses y operan terminales que atienden a terceros.
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Lo importante es que, aunque los puertos puedan recibir diferentes tipos de barcos (calado, tipo, tamaño, etc.), busquen la especialización y sumen el volumen de su tipo de carga en importación/exportación a la que conecta a la región. Multiplicar nuestro tonelaje comercial sería un golazo: generaríamos ahorros y sinergias, y volveríamos más competitivo y atractivo al Perú.
Lo que no reciba el Callao se movilizaría vía férrea o terrestre por nuestras costas al puerto de minerales. Aquí no se busca prohibir el libre ingreso de embarcaciones, sino darle a cada puerto, por el tipo de infraestructura, un uso preferido frente a los otros, de acuerdo a la mercadería. El objetivo es descentralizar y sumar una cadena que, de forma intermodal, genere mayor valor, menos congestión y especialización. En Newark (New Jersey), la concentración es la carga refrigerada. En Nueva York, la contenerizada. Y no mucho más allá, en Philadelphia, la carga de proyectos.
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En Houston se maneja el petróleo y, en el Aeropuerto de Los Ángeles, la carga asiática. Dallas recibe muchísimos vuelos internacionales, mientras que Houston cobra importancia por su conectividad nacional. Aquí no se prohíbe que la carga o el pasajero elija, sino que se le da ventajas a cada lugar para que su elección tenga sentido.
En esta línea, el anuncio del mensaje presidencial, de crear un Ministerio de Infraestructura, es un buen augurio, si evitamos la duplicidad de las inversiones, y buscamos —a través de una visión territorial— planificar infraestructura que responda a nuestras necesidades y, por lo tanto, sean más eficientes. Y no solo a nuestras necesidades, sino también a las de nuestros potenciales socios comerciales, que verían en nuestras costas una solución integral para su logística en la región.
La competencia es hacia afuera del país, no hacia adentro. Creemos las condiciones a largo plazo en cada metro de muelle, patio de maniobras o línea férrea que construyamos. No nos olvidemos que a tiro de piedra de muchos de nuestros puertos están los aeropuertos, con Lima y Pisco como aeropuertos de primer nivel. Las posibilidades de una mayor integración son potencialmente enormes.
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