Escribe: José Ignacio de Romaña, director en Volcan.
Cuán orgullosos estamos los peruanos al saber que Dios bendijo a los Andes con ese milenario tubérculo que hoy es parte de todas las mesas del mundo. Orgullosos de tener cerca de 3,000 de las 5,000 variedades de papa que existen en el mundo. Orgullosos de que en los más sofisticados restaurantes se sirvan papas nativas con formas y colores muy variados, impresionando a los comensales que pueden pagar cientos de soles por disfrutar de esa herencia milenaria.
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Ahora, siendo la papa la reina de la economía de miles de hogares en los Andes peruanos, debemos analizar en cifras qué significa basar la economía familiar andina en el milenario tubérculo.
- 711 mil productores, 90% de ellos en la sierra.
- 342 mil hectáreas sembradas, de las cuales 99% son manejadas por pequeños y medianos productores, que controlan el 69% del área. El 1% concentra el 31% del área, siendo grandes productores.
- 5.7 millones de toneladas de producción.
- 6.5% del valor bruto de la producción agropecuaria.
- Rendimiento de 16.6 toneladas por hectárea.
- Rango de precio en chacra: S/ 0.40 a S/ 1.30 por kilo.
- Población en situación de pobreza monetaria en la sierra rural: 44%.
- Anemia en niños y niñas de 5 a 59 meses de edad (años 2021-2022): Huánuco 40.6%, Ayacucho 40.2%, Junín 36.3%, y Pasco 45.2%.
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Un punto relevante es que la siembra del tubérculo está atomizada en miles de productores, mientras que la agricultura en el Perú ha generado valor y prosperidad cuando se ha hecho a gran escala y enfocada en el mercado internacional. En el pasado, las grandes extensiones de algodón y caña de azúcar, y en el presente el arándano, la palta y el espárrago, son ejemplos claros.
Las demás cifras demuestran que ese orgullo no paga la pobreza de miles de peruanos que dependen de la siembra de la papa. Por tanto, si el objetivo del Estado es erradicar la pobreza y, con ello, la anemia infantil, mejorar la salud y la capacidad de entendimiento de nuestros niños, se deben buscar alternativas al solo cultivo de la papa y transformar una economía de subsistencia en una economía sólida y creciente.
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Tenemos una variedad de climas envidiable, agricultores con un conocimiento ancestral heredado de generación en generación y gran capacidad de trabajo. El oficio lo conocen, tienen la tierra y el clima; por tanto, la solución radica en el producto, la productividad y el mercado. Depende de la conectividad y la facilidad de llegar al mercado, por tanto, no solo es investigación y desarrollo, sino también la imperante necesidad de inversión en infraestructura que los acerque al consumidor.
Con respecto a la productividad, la producción promedio de toneladas de papa por hectárea está en el orden de 16 toneladas, mientras que el promedio mundial bordea las 25 toneladas por hectárea, y excelentes variedades van de 40 toneladas a 70 toneladas por hectárea. El solo hecho de acercarnos a la media mundial significaría mejorar la economía en cerca de un 50%. Para ello, es fundamental autorizar la siembra de mejores variedades de semillas e invertir en investigación y desarrollo.
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Otro aspecto importante de la investigación y desarrollo es observar los mercados y lo que hoy están demandando los consumidores. En los últimos veinte años, los agricultores chilenos analizaron el mercado de consumo chino y se aventuraron a sembrar el cerezo, un fruto muy consumido en China. Chile cosecha los cerezos desde noviembre hasta febrero, periodo en el cual exporta cerca de US$ 5 billones, dejando una utilidad por encima de los US$ 20,000 por hectárea, cifra enormemente mayor a la rentabilidad que deja la papa andina.
Una frase que se atribuye a Albert Einstein indica que si uno sigue haciendo lo mismo, no debería esperar resultados distintos. A pocos meses de la inauguración del puerto de Chancay, se presenta una gran cantidad de oportunidades para los emprendedores peruanos. Vamos a tener acceso directo a más de 2 mil millones de consumidores, y debemos prepararnos: integrar la sierra y la Amazonía con vías de comunicación eficientes, promover la construcción del tren que una la selva con la costa –una obra necesaria para bajar los costos logísticos y mejorar los ingresos de nuestros agricultores–, invertir en investigación y desarrollo para presentar alternativas al cultivo de papa o mejoras en este, políticas de Estado para desarrollar proyectos piloto de cultivos de agroexportación, incentivos tributarios, y legales ambientales, y análisis de mercado sobre las preferencias del consumidor asiático.
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En una era donde la temida inteligencia artificial empieza a tomar control de la data del mundo, donde los viajes al espacio serán turísticos, donde el metaverso se vende por millones de dólares, el Perú, siendo una de las grandes despensas del mundo, debe subirse al tren del progreso y cambiar radicalmente los procesos actuales. Debemos pensar fuera de la caja y brindar alternativas inteligentes. No podemos quedarnos en una economía andina ancestral que sume en la pobreza a sus pobladores. Debemos permitir o ayudar al cambio. Prohibido seguir haciendo lo mismo para estar orgullosos de la variedad de tubérculos que tenemos a costa de la desnutrición y la anemia de nuestros hijos del Ande.
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