Presidente de la Cámara de Comercio de Lima
La reciente condena a 19 años de prisión dictada por la Corte Superior de Justicia contra un expresidente regional acusado de colusión y lavado de activos, así como el hecho de que solo entre los años 2019 y 2021 haya otros 18 gobernadores regionales y más de dos mil alcaldes procesados, investigados, detenidos o sentenciados por casos similares, así como también por peculado, cohecho, falsedad ideológica, falsedad genérica y hasta homicidio culposo, entre otros delitos, nos debe llevar a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como ciudadanos al momento de elegir a nuestras autoridades.
Es común responsabilizar a los partidos políticos de esta situación (y vaya que mucho de culpa tienen), pero el otro gran responsable es el elector que, a través de su voto, entrega el gobierno de su distrito, región o del país sin tomar en cuenta la formación, capacidad, experiencia, trayectoria u honestidad de los candidatos.
Todo lo contrario, muchas veces lo que guía al voto son revanchismos, odios o antipatías; y hay hasta quienes simplemente se lo toman a la broma.
Esta situación es la que provoca que muchos profesionales, técnicos, expertos, buenos vecinos o personas de buena fe, con vocación de servicio, que tienen la intención de trabajar por el bien de su comunidad o del Perú en su conjunto, terminen por alejarse de la política y mucho menos quieran someterse a un proceso en el que lo que menos importa es la capacidad y aptitud para ocupar el cargo.
Ya es tiempo que tengamos la madurez suficiente para no seguir entregando el gobierno distrital, provincial, regional o nacional a individuos que no solo llegan con la intención de enriquecerse indebidamente y favorecer a sus familiares, amigos, personas relacionadas o eventuales aliados políticos, sino también a personajes que no tienen idea de qué hacer en un cargo de tan alta responsabilidad, en el que no se puede ir improvisando o aprendiendo en el camino, porque de sus decisiones depende la vida y el bienestar de millones de personas.
Una frase muy elocuente dice que el primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un cargo para el que no está preparado. No permitamos que esto se vuelva a repetir.
Para el próximo domingo dos de octubre está prevista la realización de un nuevo proceso electoral para elegir gobernadores regionales, alcaldes y regidores en todo el país.
Es una buena oportunidad para no volver a cometer errores, comenzando por las organizaciones políticas al momento de diseñar las listas de sus aspirantes a los gobiernos regionales y municipales, pero también para que cada uno de los electores seamos más conscientes del papel que nos corresponde.
En una etapa en la que la información es accesible, gratuita y diversa, no es posible que votemos a ciegas, que decidamos el voto en la fila de la mesa de sufragio o guiados por lo “políticamente correcto” sin pensar y evaluar las consecuencias que tendrá nuestra elección.
Seamos responsables como electores, libres, con derechos, pero también con deberes. No responsabilicemos a otros de nuestras decisiones, porque si esa mala autoridad está allí donde está, es porque muchos votaron por ella.
Para contribuir con el importante proceso de difusión de las propuestas para nuestra ciudad, la Cámara de Comercio de Lima brindará -como ha hecho en anteriores procesos electorales-, una tribuna para que los candidatos a la alcaldía de la capital puedan exponer y debatir con total libertad, apertura y respeto sus propuestas de gobierno municipal.
La democracia nos da la posibilidad de elegir, de participar; no desperdiciemos esa oportunidad, no pongamos en riesgo –una vez más- nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestro futuro.