Pedro Grados Smith, Director de la carrera de Economía de la U. de Lima
El Perú tiene la posibilidad de generar a largo plazo un Sistema Integrado de Pensiones (SIP) sólido y estable. Tanto en el Poder Legislativo como en el Poder Ejecutivo se están estudiando y discutiendo alternativas que toman en consideración los tres aspectos principales que debería tener todo sistema previsional: universalidad, sostenibilidad y generación de un adecuado nivel de vida para las personas mayores.
La universalidad está referida a la necesidad de tener un sistema que cubra al 100% a nuestros adultos mayores, lo que se convierte en un gran reto si se considera los altísimos niveles de informalidad del empleo en nuestro país. El logro de este objetivo debe considerar los tres tipos de aportes a cualquier sistema de pensiones: el obligatorio, el voluntario y el solidario. En primer lugar, el aporte obligatorio debe realizarse a través de un descuento directo del ingreso de los trabajadores formales, sean dependientes o independientes —estos últimos actualmente exonerados—. Sin embargo, dado el alto nivel de empleo informal, se requiere de la generación de otros mecanismos que incentiven la formalidad. Como ejemplo, se puede citar el caso de la realización del aporte de un porcentaje del IGV a las cuentas individuales de capitalización, de tal forma que toda persona va a estar interesada en realizar compras formales, porque contribuirían con su futura pensión.
En segundo lugar, en relación con los aportes voluntarios, se deberían generar incentivos tributarios que permitan su crecimiento, no solo considerando el SIP, sino también su contribución al desarrollo del mercado nacional de capitales, al incrementar la disponibilidad de fondos para financiamientos de muy largo plazo, vinculados con la construcción de infraestructura en el país.
En tercer lugar, los aportes solidarios deberían generarse a través del aporte de un capital semilla por parte del Estado o a través de la conformación de un fondo especial que se financiaría con un porcentaje de los ingresos de los trabajadores formales tanto dependientes como independientes. Sin la búsqueda de esquemas de aportes solidarios será muy difícil resolver las brechas existentes en los niveles de ingreso en el Perú y en su traslado a los adultos mayores.
La sostenibilidad está referida a la construcción de un SIP autofinanciado y aceptado por la sociedad en su conjunto. La autofinanciación pasa por la universalización de las cuentas individuales de capitalización y por el establecimiento de otras fuentes de ingreso para los fondos de pensiones, como las explicadas en el párrafo anterior. Por su parte, la aceptación por el público en general de un sistema de pensiones, más aún cuando los beneficios son a largo plazo, requiere del establecimiento de un programa de educación financiera y previsional que se debería iniciar en las escuelas primarias.
Finalmente, la generación de un adecuado nivel de vida para los adultos mayores debe considerar el establecimiento de una pensión mínima, la que por lo menos en los próximos años requerirá de algún tipo de subsidio o de la generalización de un sistema alternativo para evitar la pobreza en la etapa de retiro, como es el caso de Pensión 65.