Director Ejecutivo de Grupo Gloria
La crisis originada por el COVID-19 ha generado cambios drásticos en las dinámicas de los países, complicando las perspectivas o estimaciones económicas y sociales en el futuro. Los siguientes años serán determinantes, dado que el Estado dirigirá todos sus esfuerzos para salir de la recesión y disminuir el impacto económico de la pandemia.
Sin embargo, existen factores que son imprescindibles y que no deben dejar de atenderse para lograr la visión de país que queremos en 30 años. El Perú, ha logrado cambios significativos, pero necesitamos que estos puedan ser sostenidos en el tiempo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas establecieron una agenda de referencia para que los países tomen la iniciativa y lideren los cambios que sean necesarios.
Según sostiene el Banco Mundial, en lo que va del presente siglo, la economía peruana (2002 - 2013) se “distinguió como uno de los países de mayor dinamismo en América Latina, con una tasa de crecimiento promedio del PBI de 6.1% anual”. Si bien, entre 2014 y 2019, la expansión de la economía se desaceleró a un promedio de 3.1% anual (BM, Abr 16, 2020), es necesario recuperar la mejor posición con reformas económicas y sociales estructurales que impacten directamente en la población, creando un entorno favorable para la inversión privada y generación de empleo.
Hoy en día, se ha evidenciado la necesidad de trabajar en el desarrollo de un sistema de salud integral que asegure el acceso a servicios y tratamientos de calidad para todos los peruanos. Para el 2050, el Perú debería haber superado esta brecha, con una mejor estructura de atención y cobertura de salud.
Desde el campo económico y social, el país debe estar basado en la sostenibilidad y dirigido a crear valor compartido entre todos los actores: Estado, organizaciones, personas y empresas, apoyado en el uso equilibrado de los recursos y la economía circular.
Como organización, apostamos también por la innovación como una oportunidad para la mejora en los procesos productivos y la generación de una mayor oferta de productos y alimentos, dirigidos a cubrir las necesidades nutricionales de las familias peruanas, sobre todo en el reto de reducir los índices de anemia y las brechas de acceso a alimentos de calidad.
La intervención privada en el apoyo a las poblaciones vulnerables por la Pandemia, ha demostrado el sentido de colaboración de las empresas. Esa misma posición puede contribuir a encontrar soluciones dirigidas para enfrentar los desafíos que atraviesa el país desde la nutrición, desigualdad social y económica, salud, educación y protección del medio ambiente, entre otros.
Para los próximos 30 años, el Perú debe trabajar en comprender y fomentar el cambio hacia una visión de participación y sostenibilidad. El futuro de las próximas generaciones, está en nuestras manos.