El ánimo empresarial se empieza a recuperar con la llegada de las fiestas de fin de año, aunque muy lentamente, según lo revela la última encuesta mensual de expectativas macroeconómicas del Banco Central de Reserva (BCR). Sin embargo, aún la mayoría de los indicadores a noviembre se encuentran en terreno pesimista. Es decir, la tradición navideña de los últimos años se mantiene: incertidumbre económica y crisis política.
Las empresas consultadas por el ente emisor aún se muestran pesimistas sobre el futuro de la economía, sobre la situación de su sector y sobre su propio futuro en los próximos tres meses. Esa percepción negativa persistente hace que sus planes de inversión o de contratación de personal se mantenga también estancados. He ahí el verdadero drama: sin confianza, las empresas no invierten y, por tanto, no contratan más trabajadores.
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Y esa premisa, no es una percepción, es un hecho concreto que se puede observar en blanco y negro. La inversión privada viene contrayéndose de manera constante este año (6.2% en el tercer trimestre) y eso ha generado que los puestos de trabajo formales del sector privado se incrementen apenas 0.8% en octubre último, el menor nivel de avancen en 31 meses, según información del BCR.
El problema es que la tendencia se acentúa. Gestión informó que cifras “en rojo” para la generación de empleo se asoman para el cierre del año. Según AXPEN, la alianza estratégica entre Apoyo Consultoría y Vinatea & Toyama, el reto será recuperarse en el 2024. Entonces, tanto por el lado de las empresas, como por el lado de los trabajadores no se espera una feliz navidad.
Claramente, las “25 balas de plata” que anunció el Gobierno el mes pasado aún no han tenido impacto o aún es imperceptible. Mover los “espíritus animales” en el actual contexto, requiere mucho más que una lista navideña de buenas intenciones por parte de las autoridades gubernamentales, sobre todo, cuando estas han perdido credibilidad ante los agentes económicos.
La buena noticia de estas fiestas navideñas es que la probabilidad de un Fenómeno de El Niño costero fuerte ha disminuido, según el comunicado del 24 de noviembre del Enfen. No obstante, las tradiciones de fin de año suelen cumplirse en este país y si algunas crisis se van, otras ingresan en su lugar.
La crisis política que hemos visto en las últimas semanas son la mejor prueba de ello. Un terremoto en la cúspide del Ministerio Público, se levantó la alfombra en el Congreso de la República, un Tribunal Constitucional enfrentado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el indulto al expresidente Alberto Fujimori y una presidenta Boluarte con apenas 9% de aprobación, según la última encuesta de Datum Internacional. Es decir, otra navidad en el Perú.
No por nada, para los peruanos, la incertidumbre política y económica es el principal riesgo para la economía el próximo año después de un posible impacto del fenómeno de El Niño, según esta misma encuestadora.
Si bien los trabajos de prevención para mitigar un posible impacto de El Niño han sido cuestionables, en cuanto al deterioro institucional solo hemos sido testigos del rápido proceso de descomposición este año.
Y sí, la navidad no viene muy feliz este 2023, pero lo importante es que los peruanos seamos conscientes de los factores que nos están llevando a esa situación para al menos tener la remota esperanza que el próximo año las cosas puedan estar mejor, aunque parezca ingenuo este deseo.
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