Profesora de la Universidad Pacífico y miembro de WCD
La aparición de liderazgos políticos extremos asusta a muchos que pretendemos tener sociedades democráticas, libres y que progresen. Lamentablemente, sus discursos disruptivos y populistas convocan a muchas personas, aunque sus promesas sean falacias, porque los ciudadanos que no tienen que saber economía, sienten la economía familiar deteriorada desde inicios de la pandemia y los sucesos posteriores que la siguieron afectando. Basta con saber que en Perú la pobreza aumento 10 puntos y la pobreza extrema más que duplicó, y que hay familias cuyos ingresos no cubren para cubrir su alimentación diaria. Por ello, debemos darle el mayor énfasis a retomar un crecimiento económico que detenga y retroceda el aumento de la pobreza, y sobre todo permita ofrecer oportunidades de calidad de vida a toda la población. Esta situación no es un fenómeno aislado del Perú, con sus diferentes variantes vemos procesos electorales en todo el mundo y en especial en Latinoamérica, donde los candidatos de extremos son los contrincantes de turno. Pero tengamos cuidado, esos candidatos, de convertirse en presidentes, pueden ser peligrosos para el desarrollo de sus respectivos países. Suelen, saltar las normas nacionales e internacionales a las que están adscritos, y desarrollar medidas populistas para contentar a determinados bolsones de votantes, de manera temporal, pero desestabilizando todo su sistema fiscal, político y desarrollo económico.
Veamos algunos ejemplos. En México, hace pocas semanas, el Presidente Manuel Lopez Obrador, a través de un decreto, ha ofrecido a los 10 sectores exportadores más competitivos de su país, estímulos fiscales a la inversión en activo fijo nuevo y capacitación, con devolución casi completa de la misma. Se entiende que quiere que no solo sean empresas nacionales sino también extranjeras para que se ubiquen en el país para atender el mercado norteamericano (nearshoring). Dirán ¿qué tiene eso de malo, es buenísimo apoyar a la industria exportadora de calidad? Quizás deberíamos preguntarnos ¿por qué no invertían más si eran ya sectores con ventaja comparativa que ya exportaban a su vecino? ¿necesitaban una ayudita para invertir? Les faltaba infraestructura me dirán, si era eso ¿por qué no usar los recursos fiscales para que beneficie a más industrias? Además, siendo este un subsidio a la exportación, explícitamente vedado por la OMC y los acuerdos comerciales firmados por México ¿será aceptado alegremente por sus socios comerciales? Esto es populismo puro y duro, con beneficio para unos cuantos a nombre de la nación.
Otro, este fin de semana hemos visto marchas multitudinarias de protesta en España por un controversial acuerdo político del actual Presidente Pedro Sánchez con el partido independentista catalán Junts per Catalunya, para preservar el poder un nuevo período. Este acuerdo incluye la amnistía para todos los que lideraron y participaron en la declaratoria de independencia de Cataluña, un plebiscito de autodeterminación, participación de Cataluña en las instituciones europeas y otras, y el control de 100% de los impuestos recaudado en esa región. Un precio muy alto que pagar, tomando en cuenta que es una de las regiones de mayor desarrollo económico en España. Todo por el poder, ¿no hubiera sido mejor pasar por un nuevo proceso electoral y legitimarse a través de él, de ser elegido?
Aquí en Perú, tenemos un acuerdo tácito de baja intensidad entre el ejecutivo y el legislativo para permanecer hasta el 2026, lamentablemente basado en lo peor de la política, dejar hacer y dejar pasar normas oportunistas, en beneficio de unos cuantos y que deshacen todas las reformas encaminadas a mejorar lo que nos permitiría llegar ala OCDE. Propuestas legislativas como la nueva ley de industrias, que nos recuerdan los setentas y ochentas, eligiendo ganadores, con descuentos tributarios y otros subsidios sin clara explicación de qué y para qué, con restricciones al comercio totalmente vetadas en el marco multilateral OMC y nuestros tratados internacionales. Mientras que el MEF promete un plan reactivador con balas de plata de bajo calibre pues no se enfrenta al fondo del problema y solo da paliativos temporales, las reformas de fondo que dan confianza al inversionista no están, reviven proyectos que tienen 15 0 20 años de atraso como algo plausible, ojalá sea, pero de eso ya escuchamos campanas antes y no paso nada. Nadie enfrenta al monstruo que está debajo de la alfombra, reformas para mejorar los mercados de bienes y de trabajo, reducir la informalidad y aumentar la productividad total de factores y con ello una mejor distribución del bienestar entre las regiones y la personas. Seguimos con los problemas de inseguridad, pero seguimos proponiendo proyectos de ley del legislativo y del ejecutivo que benefician a actividades que se manejan entre la informalidad y la ilegalidad, para que se mantenga el estatus quo. Y, finalmente, seguimos en el debate leguleyo entre la Junta Nacional de Justicia y el Congreso, que nos señala que aquí el Estado de Derecho no es firme. Con esto olvidémonos de la confianza en el país que soñamos.