Debbie Jaffe, Directora Ejecutiva de Endeavor en Perú
A medida que nos adentramos en esta crisis sanitaria, salen a luz los grandes retos que muchas empresas deben afrontar y en el mundo del emprendimiento existen diferentes circunstancias de acuerdo a su etapa. Los desafíos de una start-up, un emprendimiento en una etapa temprana de alto crecimiento, son distintos a los retos de una scale-up, emprendimiento que ya pasó por una primera fase pero sigue en un etapa de aceleración, escala y en algunos casos internacionalización.
Las variables son muchas, pero para entender qué acciones estratégicas un emprendimiento de alto impacto puede tomar, los catalogamos en 3 grupos clave.
Primero, están las que tienen el desafío más complejo, el operativo. Emprendimientos que no estaban preparados para una crisis y cuyas operaciones se han detenido completamente por el aislamiento social obligatorio. En su mayoría son los retails y restaurantes, pero también incluye a sus proveedores, grandes empresas industriales y logísticas que operan o producen productos que no son de primera necesidad y servicios relacionados. Si vemos el panorama completo, no son empresas individuales afectadas por la paralización económica, sino cadenas de suministros completas.
Estas tienen que cuidar su salud financiera y buscar proactivamente oportunidades para recuperar su flujo de caja en el corto plazo. Es una carrera contra el tiempo que dependerá también de las medidas que tome el Estado para la reactivación económica.
Otro tipo de scale-up son aquellas que, si bien no estaban preparadas para la crisis o eran offline, tenían planes de digitalización en camino, planes que fueron obligados a acelerar e implementar en un tiempo récord para responder a las nuevas necesidades del mercado. Un claro ejemplo son las universidades y colegios privados, que han adaptado casi todas sus clases a una modalidad virtual, dando no solo continuidad a sus servicios, sino la oportunidad de mantener su fuerza laboral operativa. En esta categoría también entran algunos del primer grupo, quienes están preparando alternativas digitales, como la habilitación de un servicio de delivery en línea, para cuando apenas se levante la cuarentena.
Esta capacidad de adaptación no es algo que se desarrolla de la noche a la mañana, sino a través de una planificación estratégica enfocada en escalar y un equipo con la agilidad necesaria para trabajar remotamente de manera eficaz. Esto no significa que sea una situación más fácil, muchos planes pueden tener limitaciones o estar incompletos. Es una fase completamente nueva de prueba y error que no necesariamente va a recuperar la empresa a un 100%, pero la encamina hacia un futuro que probablemente estará marcado por esta crisis.
La última categoría agrupa aquellas scale-up para quienes el contexto actual ha significado una oportunidad de crecimiento. Podemos encontrarlas en el sector EdTech, E-Commerce y otros que no son afectados directamente por la cuarentena y/o limitaciones del gobierno. Incluso entran a este grupo empresas de consultoría en transformación digital e innovación y las de servicios para E-Commerce, cuya oferta se adapta a la nueva demanda. La situación aquí es diferente, se trata de acelerar, tomar liderazgo y crecer pero siempre escuchando y entendiendo las nuevas necesidades de sus clientes.
Es un gran desafío el que tienen por delante todos estos tipos de emprendimiento, sobre todo cuando no solo se han detenido sus ventas sino sus fuentes de financiamiento, como Venture Capital o Capital Emprendedor. Y, aunque ninguna es igual a otra, es el momento de dar una mirada estratégica a tu emprendimiento y entender cómo va a evolucionar el mercado en los siguientes meses.
Por otro lado, tiempos de crisis son donde un emprendedor se pone a prueba. ¿Qué tan rápido te puedes adaptar? ¿Qué tan disruptivo puedes ser? Es un momento clave para tomar liderazgo y construir el futuro.