Presidente del Directorio de Agrícola Chapi
El ambiente está más enrarecido que nunca. La falta de valores en las acciones y decisiones políticas está a la orden del día. Mi experiencia me ha enseñado que son justamente los principios de vida de la búsqueda de la verdad, la transparencia y la integridad, los que sostienen la confianza de una persona, y por supuesto, también de un país. Si estos se desmoronan, también se desmorona la confianza.
Actuar en contra de estos principios daña las instituciones, mancha nuestro prestigio y genera un gran daño a la confianza del país. Hoy, lamentablemente, los políticos no están actuando bajo los mismos, lo cual está impactando negativamente en la estabilidad jurídica del Perú, generando desconfianza en su futuro desempeño, ahuyentando nuevos proyectos de inversión y deteniendo los que están en curso. En suma, la actividad económica, en lugar de crecer, ya se viene desacelerando.
Sin duda alguna el país ha equivocado su rumbo y urge tomar acciones correctivas. Como ciudadano peruano me niego a aceptar que lo “amoral” se convierta en la nueva normalidad. Que algo no sea ilegal, no significa que tenga que ser aceptado.
Pero, ¿qué institución nos defiende de los amorales? Hoy lo que nos muestran las autoridades es que los mentirosos y los que actúan bajo medias verdades, no tienen responsabilidad política que asumir, mientras tanto, la economía se sigue desplomando.
El Perú requiere con urgencia generar empleo formal. La pobreza sigue incrementándose a la misma velocidad que la informalidad. Hoy la mayor inflación y devaluación de nuestra moneda, así como la disminución del empleo vienen afectando directamente el bolsillo de todos los peruanos, pero, especialmente, de los más pobres.
Sabemos que el principal motor para generar empleo digno es la inversión privada. Lamentablemente el Gobierno no hace más que ahuyentarla con sus acciones. Prueba de ello son los más de US$ 15,000 millones de que se han ido del país. Esta es la triste realidad.
Para que el presidente Castillo pueda pretender continuar y concluir su periodo, es indispensable que se rodee de personas capaces y probas, con un claro compromiso con la verdad, la transparencia y la integridad.
Por su parte, la empresa privada debe asumir un rol más activo en la política, alzando su voz y comunicando claramente cuáles son las acciones que se requieren implementar con urgencia para encaminar al Perú hacia un desarrollo económico y social estable, que devuelva la confianza en el país, así como la tranquilidad económica a todos los peruanos.
No aceptemos lo amoral como la nueva normalidad. Rescatemos a nuestro país de este espacio de profunda confusión en el que se encuentra.