Gerente general de ComexPerú
El Gobierno publicó los lineamientos de la Segunda Reforma Agraria. Qué duda cabe de la urgente necesidad de políticas públicas que atiendan los problemas que afectan a la pequeña agricultura. Son 2.2 millones de unidades agropecuarias en el Perú, de las cuales el 97% corresponde a la agricultura familiar.
Sin embargo, la anunciada reforma no cambiará nada. Nada nuevo ni concreto para atender los problemas estructurales que afectan al campo. La baja productividad, las pérdidas por plagas, el clima y la alta informalidad son desafíos que debemos enfrentar. Por el contrario, se insiste en el proteccionismo y en medidas arancelarias que solo generarán un aumento de precios que afectará, sobre todo, a las familias más pobres.
El PBI agropecuario pasó de S/ 5,614 millones a S/ 9,643 millones entre 1960 y 1990. A partir de ahí, dio un espectacular salto gracias a las agroexportaciones, con lo que alcanzó en el año 2020 un valor de S/ 30,893 millones. El libre mercado, la promoción de inversiones, la tecnificación, la innovación y un Estado articulado y enfocado en el aprovechamiento de los mercados fue lo que permitió el desarrollo de la agricultura moderna.
En lugar de avanzar y construir a partir de las lecciones aprendidas, el Gobierno retrocede y retoma recetas que han probado ser un fracaso. Anunciaron que se protegerá la producción nacional a través de la franja de precios y otras medidas arancelarias.
El sistema de franja de precios (SFP) es un mecanismo que busca reducir la volatilidad de los precios de determinados productos agrícolas. En la práctica, ha sido utilizado para proteger al productor nacional, pero ninguno de los productos del SFP, como el arroz, el azúcar, el maíz amarillo duro y la leche en polvo, han presentado mejoras sustanciales en su producción ni se han vuelto más competitivos.
La mejora del mecanismo protector del SFP o aumentos arancelarios a las importaciones, como pretende el Gobierno, solo aumentarán los precios de estos productos agrícolas, afectando a las familias peruanas. Ello se agrava en un contexto de altos precios internacionales. Así, por ejemplo, el maíz amarillo duro, principal insumo para la producción avícola, subirá de precio y esto aumentará aún más el precio del pollo.
¿Qué hacer? Algunas propuestas. 1) Impulsar un mayor uso de semillas certificadas para lograr un mayor rendimiento de cosecha por hectárea, mejor adaptabilidad a climas y resistencia a plagas. ¿Cómo? A través de subsidios directos para la compra de estas semillas acompañadas de programas de capacitación e innovación. 2) Titulación de predios que permita acceder a un mejor financiamiento, pues hoy solo el 45% de los predios están titulados. ¿Cómo? Se debe fortalecer el sistema de derechos de propiedad a través de un catastro único. 3) Impulsar el acceso al riego, ya que solo el 37.8% de la superficie agrícola lo tiene, lo que afecta la productividad de la agricultura familiar. Para ello se debe acompañar, destrabar y fortalecer las capacidades de los gobiernos subnacionales. 4) Un Estado articulado para unificar, fortalecer la asistencia técnica, y aprovechar los mercados para productos andinos o amazónicos. 5) Adecuar el régimen laboral agrario, el elefante que impide la formalización de los pequeños predios.
En vez de integrar la agricultura familiar al círculo virtuoso de las agroexportaciones, transformándola de manera productiva y competitiva, la Segunda Reforma Agraria nace fallida al no promover la competencia, sino el proteccionismo. Se está engañando al pueblo.