Economista Asociado, Macroconsult
En enero, Perú junto con otros cinco países (Argentina, Brasil, Rumania, Bulgaria y Croacia) recibió una invitación para retomar su proceso de adhesión a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Hay que recordar que, en el caso del Perú, el acercamiento a este foro se inicia en 2014 con el lanzamiento del “Programa País”, que comprendía 18 proyectos relacionados al fortalecimiento de políticas públicas y que arrojó un conjunto de recomendaciones que han venido siendo adoptadas gradualmente. Posteriormente, desde 2018, Perú ha venido implementando un plan de vinculación, cuyo objetivo era la incorporación del país a esta organización. Factores internos a la OCDE y la crisis política enfrentada en los últimos años, explican el estancamiento de este proceso.
¿Por qué al Perú le convendría formar parte de este foro? Antes de responder esa pregunta conviene considerar algunos datos. Los 38 miembros de este foro representan actualmente el 50% del PBI mundial y el 80% del comercio internacional. El PBI per cápita de los países miembros en promedio es de US$ 38.2 miles, más de 5 veces el registrado en América Latina y el Caribe. Los países de la OCDE representan más del 80% de la inversión extranjera directa en el Perú y del 40% de nuestro comercio exterior. El World Happiness Index 2021, un indicador de las Naciones Unidas que mide el nivel de bienestar y calidad de vida de los ciudadanos, muestra que 19 de los primeros 20 países registrados por dicho ranking forman parte de la OCDE.
Son a mi juicio al menos cuatro las razones que hacen conveniente la adhesión. La primera está relacionada con el mayor acceso a cooperación e intercambio en materia de políticas públicas. La OCDE congrega a las principales fuentes oficiales de cooperación internacional con gran influencia en la definición de agendas de política pública y los objetivos globales de colaboración. En la OCDE, existen diversos mecanismos e instrumentos de cooperación, en los que participan más de 200 comités y grupos de trabajo. Un segundo aspecto, vinculado al primero, está relacionado con la posibilidad de llevar la voz del Perú a dichos foros de cooperación e influenciar en la definición de la agenda internacional. Una tercera razón se refiere al impacto que tiene la relación de cooperación con la OCDE en la mejora de políticas públicas. Este efecto “catalizador”, en parte, ya lo hemos venido experimentado a través de la implementación de las recomendaciones formuladas por la OCDE en el marco del Programa País. Por último, una externalidad no menor asociada al ingreso del Perú a la OCDE está relacionada con el impacto sobre la imagen del país que tiene la pertenencia a un club de naciones que buscan la excelencia en la implementación de políticas públicas.
El ingreso del Perú a la OCDE, sin embargo, no está garantizado. Deberá demostrarse que el Estado peruano se encuentra preparado para dicho reto, evitándose retrocesos en las reformas ya implementadas.