Vicepresidenta senior corporativa y directora de la junta de Huawei
En los últimos meses, el mundo se ha enfrentado a grandes desafíos y una complejidad excepcional. La nueva norma ha puesto un valor añadido y ha hecho hincapié en la creación y mantenimiento de la confianza, que sienta las bases de la acción colaborativa e innovación. De hecho, la confianza que nos une a todos ahora importa más que nunca. La interacción entre las normas sociales y la tecnología será, creo, uno de los impulsores clave del crecimiento económico durante la próxima década.
La primera forma de incorporar esta interfaz entre sociedad y tecnología refleja cómo elegimos regular las tecnologías digitales y sus usos. Las tecnologías digitales tienen un potencial absolutamente increíble para impulsar el crecimiento económico en todo el mundo, pero el uso no regulado no conduciría a la prosperidad y la libertad a largo plazo.
Los gobiernos y los reguladores de todo el mundo están trabajando juntos para construir marcos legislativos guiados por principios que permitan y alienten los desarrollos y usos apropiados de las innovaciones tecnológicas. A medida que nuestras economías se vuelven más digitales, generan grandes lagos de datos que deben transmitirse, almacenarse, procesarse y recuperarse. Las regulaciones que permitan implementar esta tecnología de manera eficiente y efectiva son fundamentales, pero deben hacerse de manera objetiva y evolucionar rápidamente.
Hay mucha discusión continua sobre el enfoque correcto a adoptar. Sin embargo, los reguladores y los gobiernos deben actuar rápidamente para evitar quedarse atrás ante la innovación. El reciente IT Security Act 2.0 de Alemania representa un excelente paso. Proporciona un marco legal claro y una base sólida para seguir mejorando la seguridad de TI de la infraestructura crítica. Para el desarrollo de 5G, significa que habrá estándares de seguridad más altos y uniformes para todos los proveedores. Esta claridad es un componente crucial de la confianza que debemos fomentar.
La segunda forma en que podemos ver esta interfaz es en los estándares que adoptamos. La economía global está interconectada en una medida que hubiera parecido inimaginable hace una generación. El éxito de esta nueva economía global se basará en estándares comunes.
De hecho, el establecimiento de normas no solo favorece la formación y el desarrollo de mercados, sino también es un factor clave en la protección del consumidor. Las normas obligan a los fabricantes a competir entre sí en términos tecnológicos. Desde los primeros días de la tecnología, el crecimiento ha sido impulsado por la adopción casi universal de estándares tecnológicos. El estándar 2G nos trajo servicios de voz y texto, el estándar 3G le dio al mundo Internet móvil y 4G nos ha brindado servicios ricos en datos y contenido para transmisión a dispositivos móviles. 5G está agregando aún más posibilidades a la economía, pero el nivel de competencia se ha mantenido alto.
Los estándares y regulaciones son dos encarnaciones muy visibles de la interacción entre la sociedad y la tecnología, y comparten dos características que son fundamentalmente importantes; la primera es que generan confianza y la segunda es que cuanto más se adoptan, más eficaces son.
A medida que nuestra economía se vuelve más digital e impulsada por los datos, las regulaciones sobre la gobernanza de la tecnología y el uso de los datos serán de importancia crítica y estratégica para el comercio mundial. Generar confianza es esencial y la mejor manera de generar confianza entre las personas es en un terreno común.
Cuando decimos “la confianza importa”, no nos referimos únicamente a la confianza en nuestros socios comerciales: los usuarios también deben confiar en la tecnología que utilizan. El conocimiento de que una tecnología está debidamente regulada es un primer paso importante para confiar. Sin embargo, solo las reglas comunes que se comparten ampliamente pueden generar la confianza generalizada de que debe adoptarse la tecnología.
Los estándares técnicos globales también son de vital importancia para generar confianza, ya que permiten que los servicios y productos se implementen en un mercado más amplio con mayor facilidad. Como resultado, Las personas pueden confiar en las innovaciones tecnológicas que operan a través de las fronteras sin obstáculos. Una cierta proporción del éxito de la Unión Europea se ha basado en el funcionamiento de su mercado interior.
Pero el éxito del desarrollo económico en la era digital depende de la adopción generalizada tanto de regulaciones y como de estándares. A medida que todas las partes de nuestra economía global se interconectan más, nuestros esfuerzos por encontrar el mejor camino hacia el éxito regulatorio deben volverse más globales.
Nuestra economía cada vez más digital y móvil exige un enfoque en la confianza y el diálogo relacionados con la seguridad. Debemos asegurarnos de que la soberanía digital y cibernética se respeten mutuamente, respeten la privacidad y seguridad de los usuarios y los datos puedan fluir a través de las fronteras de manera segura y ordenada.
La innovación técnica, el aumento de la digitalización y de la complejidad del producto están impulsando una mayor colaboración entre los socios económicos. Esto impulsará un aumento de la importancia económica de la transmisión segura de datos. Estos flujos de datos son las cadenas de suministro de la economía digital del futuro y debemos hacer esfuerzos conscientes para protegerlos.
El enfoque global ahora debe estar en impulsar la adopción generalizada de estándares técnicos verdaderamente comunes y marcos regulatorios y legales que reflejen los valores y normas específicos de las naciones. La adopción es esencial para desbloquear el crecimiento económico que satisfará las necesidades de la economía global en los próximos años. Estos principios comunes formarán la base de la confianza sobre la que construiremos nuestros esfuerzos conjuntos para innovar y crecer. Esta confianza será la base de nuestro éxito común. La confianza importa.