Socio de Asesoría Financiera en Deloitte Perú
El mercado de fusiones y adquisiciones a nivel global se encuentra en un nivel efervescente, principalmente por el exceso de liquidez existente en los mercados, los bajos tipos de interés y la recuperación progresiva de las economías más avanzadas.
En Perú, si bien el desarrollo del programa de inmunización fue más lento que en otros países, las estimaciones del último trimestre de 2020 también auguraban un nivel frenético de actividad, estimulada por la sólida posición macroeconómica del país, conjuntamente con el alza de los precios de los minerales y las buenas perspectivas, haciendo de Perú uno de los objetivos principales de los mercados internacionales para aprovechar los excesos de liquidez y capitalizar el apetito transaccional.
No obstante, la incertidumbre política en la que se encuentra inmersa el país ha actuado en detrimento de la capacidad para atraer mayor capital extranjero; y no solo eso, tampoco los inversionistas locales tienen la confianza suficiente para invertir. En términos de tipo de inversor, los private equity, los fondos de inversión y otras figuras cada vez más sonadas, como los SPAC, no ven todavía la estabilidad suficiente para invertir de nuevo en el Perú.
De hecho, de acuerdo al último informe de la plataforma Transactional Track Record, el primer trimestre de 2021 cerró con 18 transacciones; una disminución del 25% en comparación con el mismo periodo del año anterior. En contraste, el informe también registra que se obtuvieron US$ 815 millones en capital movilizado, lo que representa un incremento del 58% respecto a 2020. Sin embargo, esta particularidad corresponde, fundamentalmente, a la oferta pública de adquisición lanzada por la empresa estatal china, China Three Georges sobre Luz del Sur por más de US$ 500 millones.
Ante este escenario de falta de confianza para invertir, las compañías están adoptando estrategias más defensivas, orientadas a proteger la caja y la rentabilidad. Las entidades procuran optimar su desempeño a través de mecanismos de creación de valor: reducción de costos u optimización del capital de trabajo, restructuración de la deuda para aprovechar la oferta de los mercados financieros, desinversión de activos no estratégicos (cuando es posible encontrar compradores para dichos activos) y el establecimiento de alianzas con potenciales socios que permitan obtener sinergias y absorber costos de estructura.
En definitiva, las compañías están poniendo en marcha estrategias que faciliten crear mejores negocios a largo plazo, que les permita estar preparadas para resistir el “temporal” el mayor tiempo posible y, a la vez, les ofrezca capturar todo el valor posible una vez vuelva a aumentar la demanda.
Por otro lado, determinadas compañías están optando por estrategias más ofensivas, orientadas principalmente a expandir sus negocios, dadas las limitaciones de crecimiento en los mercados locales. Dos casos de éxito son las adquisiciones de EMEFIN de la primera y segunda cadena de comida para mascotas en España; o la expansión de Aceros Arequipa hacia los Estados Unidos, con la compra de dos entidades.
La lectura negativa de ello es que el capital peruano está fluyendo hacia el extranjero, reduciendo la inversión privada en el país. Sin embargo, el lado positivo es que las compañías peruanas empiezan a creer en sus capacidades y en sus ventajas competitivas, y se han atrevido a salir de su zona de confort para demostrar que pueden competir en otros mercados más maduros y con muchas oportunidades en determinados nichos. El otro lado positivo es que este tipo de entornos incentiva a las compañías a ser más creativas a la hora de capturar sinergias y establecer nuevas alianzas, lo que les confiere mayor valor añadido en el mercado para cuando haya mayores niveles de demanda.
En resumen, se espera que la recepción de transacciones del exterior siga siendo reducida en los próximos meses, hasta que se pueda recuperar la confianza de los inversionistas extranjeros; y el incremento de las transacciones al exterior dependerá, principalmente, del nivel de agresividad con que se quieran expandir los negocios fuera de las fronteras peruanas.