Imagine usted que cuenta con una rentable empresa productora de lapiceros. ¿Su objetivo? Brindar los mejores lapiceros para satisfacer las necesidades de su consumidor: generar valor para el cliente. ¿Cómo lo hace? Con una cadena de valor que tendrá procesos misionales –por ejemplo, el estudio del mercado, la producción de los lapiceros y su distribución- y procesos de soporte que son transversales y sin los cuales la cosa no camina –por ejemplo, finanzas, recursos humanos y abastecimiento de los insumos que requiere–.