Profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la Universidad ESAN
En 1992, Neal Stephenson escribió su novela de ciencia ficción “Snow Crash” en la que habla de Gipper, el “pequeño billete estándar” o moneda electrónica que se intercambia en línea y, también del “Metaverso”, palabra que creó como una visión del internet, basada en la realidad virtual que podría revolucionar el mundo y cambiarlo. Leída 20 años después, esta historia ya no parece una de ciencia ficción.
El metaverso es, en pocas palabras, un mundo virtual al que accedemos mediante dispositivos físicos y que nos permiten interactuar con otras personas, haciéndonos sentir que estamos realmente dentro de un nuevo mundo. En este intento ya habían caído en cuenta diversos juegos de rol y sus esfuerzos habían sido provechosos. Sin embargo, el metaverso no intenta imitar la realidad. Trata más bien, ser una realidad alternativa en donde se establecen relaciones paralelas a la única realidad que conocíamos hace algunos años.
Algunas de las características de por qué el metaverso resulta tan atractivo para las industrias del futuro es que, mediante interfaces físicas, se logre una sensación de total inmersividad para los usuarios, mucho más de lo que se lograría con la actual realidad virtual. Por ejemplo, la utilización de lentes de 360 grados que registren mediante sensores, los movimientos físicos y se logren interpretar inclusive nuestras expresiones faciales, haciendo un mundo realmente nuevo. Además, existe una total libertad de creación como es el caso del uso de avatares o representaciones graficas de uno mismo, pero en una versión mejorada para darle un aspecto más cercano a nuestros gustos.
Tal como está pensado, en un mundo “virtual” donde también existimos mediante nuestros avatares y establecemos relaciones de todo tipo, resulta posible crear negocios propios como “ropa virtual para avatares”, oficinas de diseño para ampliar las “construcciones virtuales” o generar su propia economía o moneda virtual que sirva como pieza de intercambio para nuestro dinero “real” . Asimismo, podríamos interactuar de manera más cercana con personas que están físicamente a miles de kilómetros.
Las empresas de tecnología ven en el metaverso una gran oportunidad de generar ingresos y de expandir la realidad a una paralela en donde se “mejoren” las características del mundo real. Para ello, los desarrollos ya están en marcha, a pesar de las idas y venidas de la tecnología y de las victorias y fracasos de esta.
En metaverso es la nueva realidad donde se podrá tener propiedades, hacer inversiones, pero sobre todo, capacitar y dotar de nuevas habilidades a las generaciones que luego tomarán las riendas de las diversas economías. Es por ello que se debe establecer una legislación que acompañe este desarrollo es clave para evitar contingencias en los próximos años.