Solo estaba pendiente conocer cuánto cayó el PBI de enero. Es que los bloqueos de carreteras, paros –muchos trabajadores fueron amedrentados para acatarlos–, ataques a instalaciones públicas y privadas, entre otros actos vandálicos, hacían prever malos resultados económicos. El INEI informó que la contracción fue de 1.12% y que cinco sectores productivos registraron variaciones negativas, con respecto a enero del 2022. Por si fuera poco, impactada por la menor actividad económica, la recaudación de impuestos también disminuyó.
Construcción tuvo la caída más pronunciada (11.7%), pese a que el Gobierno nacional aumentó su gasto en infraestructura, pero que fue contrarrestado por la menor inversión pública de gobiernos regionales y locales, pues en vista de que sus autoridades recién asumieron funciones en enero, se encontraban en pleno “proceso de aprendizaje”. El subsector que se vio perjudicado por los bloqueos y desmanes fue consumo interno de cemento –es decir, inversión de empresas y hogares–. El INEI reporta que hubo paralización de obras, entre ellas de tipo inmobiliario, además de cancelación de pedidos de cemento.
LEA TAMBIÉN: Sector construcción fue el más afectado con las protestas sociales de enero
LEA TAMBIÉN: PBI disminuye 1.12% en enero por caída de cinco sectores ante conflictos sociales
Cuando se expande, construcción dinamiza otras actividades, pero tiene el efecto contrario cuando decrece. Como consecuencia, en enero se contrajeron rubros de manufactura no primaria como fabricación de cemento, cal y yeso, de productos metálicos para uso estructural, de maquinaria para obras de construcción y aserrado de madera. Aunque no hay datos disponibles, habría que suponer que el empleo también disminuyó en este sector y en otros como transporte, almacenamiento y mensajería: el menor flujo de mercaderías generado por los bloqueos redujo la manipulación de carga y de otros servicios de apoyo al transporte. Minería, que durante el 2022 sufrió bloqueos, experimentó un recrudecimiento de esas y otras acciones, incluidos ataques a instalaciones y campamentos.
En suma, la pésima actuación del Gobierno de Dina Boluarte para enfrentar los desmanes y la indiferencia del Congreso, que tenía en sus manos la solución de la principal exigencia de las protestas –adelantar las elecciones generales–, le han costado y le siguen costando al país. Los remanentes de esa inacción se vieron en febrero. Pero lo peor está ocurriendo en estos momentos, ya no por obra de nuestros desubicados políticos sino de la naturaleza y la falta de prevención. El ciclón Yaku agregará una cuota mayor de descontento ciudadano, además de S/ 13,000 en pérdidas económicas (hasta el momento), según estimaciones privadas.
LEA TAMBIÉN: Mirada de largo plazo
LEA TAMBIÉN: El último cerronista