(Foto: EFE)
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PERSPECTIVAS ECONÓMICAS. El MEF publicó el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) para el periodo 2020-2023 en el que redujo de 4.2% a 3% su proyección de crecimiento del PBI para el año. La tasa anterior, que databa de fines de abril, estaba bastante alejada de la realidad, pero ese optimismo no era compartido por casi nadie. Ya el BCR había reducido su proyección en junio y los analistas privados calculan que el 2019 cerrará en 2.5%. ¿Será esta, finalmente, la expansión de la economía peruana?

Pues habrá que esperar qué deparan los últimos cuatro meses. No solo a nivel interno, sino también en el entorno internacional, que no había estado tan turbulento desde la crisis financiera de hace una década. Según el MEF, en los últimos quince años la variabilidad del PBI ha estado determinada en 54% por factores externos y en 46% por factores internos.

Dentro de los externos, el de mayor peso es el índice de precios de exportaciones –le siguen la tasa de interés internacional y el PBI mundial–, cuya influencia en el país se ha sentido ante la caída de las cotizaciones de commodities, en particular de los minerales. El MEF indica que la intensificación de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China afectan a los mercados financieros globales, y que el FMI ha revisado a la baja su proyección de crecimiento mundial (de 3.5% a 3.2%).

En el frente interno, el MMM espera la “disipación de choques de oferta transitorios en los sectores primarios”. Se refiere a las caídas de la producción minera metálica, que se inició en abril del 2018, y de la pesca, que arrastró a la elaboración de harina y aceite de pescado. Tanto minería como manufactura representan más de 30% del PBI, de modo que su retroceso ha opacado el desempeño de otros sectores, vinculados al mercado interno, que han estado creciendo.

Además del escenario externo desfavorable y las menores perspectivas de crecimiento para el Perú, las expectativas de inversión son negativas. En el jirón Junín consideran que “la percepción de incertidumbre por conflictos sociales y políticos habrían explicado parte del ajuste en las expectativas de inversión”.

Si bien la economía peruana posee fundamentos sólidos: buen rating crediticio, elevadas reservas internacionales, bajo riesgo país y bajo nivel de deuda, hay que estar atentos a las señales de problemas y no reaccionar tardíamente –como ocurrió con la rebaja de la tasa de interés del BCR–, ni mantener la incertidumbre en torno a las elecciones.

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