La semana pasada, el Tribunal Constitucional (TC) decidió restablecer temporalmente la inhabilitación que el Congreso había aprobado en contra de Inés Tello y Aldo Vásquez, por lo que estos han sido otra vez separados de la Junta Nacional de Justicia (JNJ). Ello luego de que, semanas antes, el Poder Judicial (PJ) les haya otorgado en primera instancia a Tello y Vásquez una medida cautelar que, justamente, les había permitido retornar a sus cargos en la JNJ.
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Más allá de la discusión legal de fondo, sobre el que distintos especialistas se han pronunciado en los últimos días, existen dos aspectos de esta decisión sobre los que vale la pena llamar la atención. Por un lado, ciertamente el hecho de que esta conformación del TC haya sido nombrada por este Congreso suele generar suspicacias sobre cuánta independencia tiene realmente el primero para decidir sobre los casos que afecten los intereses del segundo. Y esta no ha sido la excepción.
Más aun cuando, por un tema de plazos, el que esta decisión haya dejado sin quórum a la JNJ e inhabilitado a quien era la ponente en la investigación contra Patricia Benavides, podría terminar beneficiando a esta última. Y, como se sabe, a la ex fiscal de Nación justamente se le acusa de haber trabajado en pared con varios congresistas, a quienes les habría ofrecido archivar casos a cambio de sus votos.
Hasta el momento, Benavides solo ha sido suspendida como fiscal suprema mientras dure sus investigación ante la JNJ. No ha sido destituida. Por ello, si su investigación no culmina hasta el mes de junio, tendría que ser repuesta fiscal suprema.
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Pero más allá de este punto, que sin duda merece atención, destacamos al inicio que el restablecimiento de esta inhabilitación ha sido solo temporal porque, por enredado que parezca, aún será posible que más adelante el PJ restablezca la medida cautelar, regresando a Tello y a Vásquez a sus cargos. Y, al menos teóricamente, si ello ocurre y el Congreso vuelve a protestar con un reclamo que eventualmente resuelva el TC, podríamos volver una vez más al escenario actual, con Tello y Vásquez separados.
Como es evidente, todas estas idas y vueltas sin un final claro en la conformación de la JNJ deberían ser un llamado de atención para nuestros líderes sobre la necesidad de revisar nuestro sistema de pesos y contrapesos. Por supuesto que es necesario que los poderes del Estado y organismos constitucionales autónomos se controlen entre sí. Pero es un problema que el diseño de estos últimos pueda llevarnos a a escenarios kafkianos, que no hacen más que proyectar inestabilidad.
Las reglas de control político y balance entre organismos públicos deberían ser simples y predecibles. De lo contrario, solo generarán desequilibrios.