PROYECCIÓN. La complicada coyuntura internacional y local ha provocado una generalizada revisión a la baja de indicadores macroeconómicos. El Reporte de Inflación (RI) del BCR, publicado el viernes –su periodicidad es trimestral–, da cuenta que los riesgos globales planteados en marzo se materializaron: mayores precios de energía y alimentos, y dificultades en las cadenas de suministro, debido a la invasión de Rusia a Ucrania y a los estrictos confinamientos en China. La proyección de expansión del PBI de este país ha pasado de 5% a 3.8%, la de Estados Unidos, de 3.2% a 2.3%, y la de la eurozona, de 3.7% a 2.7%.
En el caso del Perú, el BCR siguió esa tendencia y redujo la proyección de crecimiento del PBI para este año de 3.4% a 3.1%. El motivo principal es una combinación de factores internos y externos que perjudicarán la producción de dos sectores primarios, minería metálica y agricultura. La producción de metales registró en abril su tercer mes consecutivo de retroceso ante la paralización de operaciones en minas como Las Bambas y Cuajone, cuyos conflictos con comunidades aledañas se han prolongado en gran parte por la pasividad del Gobierno para buscarles solución. La revisión ha sido brutal: de 5.9% a 2.9%. El peso económico de la minería es tan grande, que esos parones ya suponen un golpe para el PBI total del país.
Con respecto a la agricultura, el menor crecimiento esperado por el BCR (de 2.7% proyectado en marzo a 2.4%) se explica por el impacto del alza del precio de los fertilizantes. Analistas y gremios del sector dieron la voz de alarma con mucha anticipación, pues este problema surgió a raíz de las sanciones económicas y financieras aplicadas por Occidente a Rusia –en febrero–. Pero el Gobierno, fiel a su estilo, reaccionó tarde y con medidas que solo cubrirán parcialmente la demanda por ese insumo.
El BCR también modificó a la baja sus proyecciones de incremento de exportaciones de bienes y servicios (por la menor producción minera y la lenta recuperación del turismo receptivo). Otro indicador que sufrió una fuerte corrección es la expansión de la inversión pública: de 4% a 2.1%, resultado que se atribuye a la baja ejecución presupuestaria observada en lo que va del año. Para la inversión privada, la proyección no varió (0%). Tampoco para el consumo privado (4.1%), que se ha convertido en importante sostén de la economía nacional. ¿Se cumplirán esas proyecciones? Mucho dependerá de cómo evolucione la situación externa, pero también de que el presidente Castillo comience a gobernar en serio.