INVERSIÓN MUNICIPAL. Si se piensa que las demoras y la lentitud en la ejecución de obras públicas es una debilidad exclusiva de gobiernos regionales y distritales del interior del país, las cifras del MEF prueban que el problema también afecta a la capital. Al 22 de noviembre, los 42 distritos de la provincia de Lima, más la Municipalidad Metropolitana (MML) registraban un avance de 57.8% en sus presupuestos de inversión, lo que significa que les quedaban un mes y una semana para completar el porcentaje restante, que equivale a S/ 700 millones. Ese incumplimiento se asemeja al que tienen los 20 distritos del país con mayor canon, sobrecanon, regalías y rentas de aduanas (56%).
El “cuadro de deshonor” de los 25 distritos que no han gastado ni la mitad de recursos asignados está integrado por un variopinto grupo de distritos, desde balnearios (Punta Negra) y distritos considerados modernos (Santiago de Surco y San Borja), hasta populosos (San Juan de Lurigancho y San Juan de Miraflores). Entre los diez que muestran mayor avance también figuran jurisdicciones con elevada población, lo que indicaría que la ineficiencia no está correlacionada con el número de habitantes –y, por ende, con la necesidad de infraestructura pública–, sino que se explicaría principalmente por factores competenciales de sus autoridades.
La MML es la sexta con mayor avance (70%), aunque podría haber sido más elevado, considerando lo que falta para el cierre del 2021 y que las obras que ejecuta tienen un alcance más amplio que el distrital. Por eso su presupuesto es más alto (S/ 687 millones) que el de los distritos y sus anuncios e inauguraciones concitan interés mediático –este mes, el alcalde Jorge Muñoz entregó una obra de más de S/ 150 millones y ha informado que hay diez obras priorizadas para el 2022. Entre ellas, la ampliación de la vía del Metropolitano–.
No obstante, la función de Muñoz como articulador de la inversión pública de los distritos limeños no parece estar progresando, pues además de ejercer como alcalde provincial, tiene atribuciones de gobernador regional, pues la provincia de Lima no está adscrita a ningún gobierno regional. Esa es otra de las incongruencias de la descentralización, pues el Callao, mucho menos extenso y con menor población, tiene alcalde provincial y gobernador. Quizás Muñoz no puede darse abasto –como tampoco pudieron sus antecesores–, aunque sí se da tiempo para viajar bastante, minimizar los cuestionamientos a su gestión, eludir responsabilidades y criticar el trabajo de otros funcionarios.