
CRECIMIENTO. Fue una buena noticia completamente opacada por el escándalo de las “vacunas de cortesía”. El lunes, el INEI publicó la información del PBI de diciembre y, en lo que hubiese sido una grata sorpresa, registró un incremento, ligero pero esperanzador, de 0.51%. Los analistas esperaban tasas positivas de crecimiento recién para finales del primer trimestre de este año. Con el resultado de diciembre, el PBI del 2020 se contrajo 11.12%, casi 0.4 puntos porcentuales menos de lo proyectado por el BCR. En épocas de profunda crisis económica, como la actual, cada décima en azul cuenta.
El último mes del año pasado fue el que tuvo menos restricciones contra el covid-19, ya no había cuarentena en ninguna parte del país y estaba en marcha la cuarta fase de reapertura. La inversión pública por fin pudo seguirle el paso a la construcción privada (el sector en su conjunto avanzó 23.1%), lo que impactó positivamente en la manufactura (9.2%) y hasta el mar peruano colaboró, pues la pesca se incrementó 108.5% –los sectores más afectados por la pandemia cayeron menos–. Se podría decir que la economía estaba encaminándose.
Pero en diciembre también hubo mucho descuido y falta de previsión. Ante la impasividad del Minsa (y Essalud), gran parte de la población se confió, a tal punto que comenzó a usar la mascarilla para cubrirse la papada, pese a que ya se alertaba de una segunda ola –otros países de la región ya sufrían los embates del virus reforzado–. Las aglomeraciones en las zonas comerciales en la época navideña y los festejos nada clandestinos de fin de año fueron los focos de contagios que hoy estamos padeciendo.
En épocas normales, el nuevo año suele arrancar lento, y parece que esa tendencia se presentó en la falsa normalidad de enero. Y la cuarentena, menos rígida, impuesta este mes también afectará el PBI correspondiente. Aún se desconoce cuál será la magnitud del impacto (Macroconsult ve enero con una contracción de 3%), pero el BCR ya adelantó que revisará sus proyecciones –las publicará el próximo mes–. Recordemos que esta entidad precisó que sus cálculos estaban basados en supuestos como una segunda ola moderada, el inicio de la vacunación masiva y un entorno político más estable. Pues ninguno de esos supuestos se ha cumplido, así que habría que esperar una revisión a la baja.
Mientras tanto, la generación de empleo continuó a ritmo más lento que la economía. Cerca de 600,000 personas en Lima Metropolitana que perdieron su trabajo seguían desocupadas, en el periodo noviembre-enero. Y a la caída del empleo adecuado volvió a sumarse la de los ingresos. No hay que volver a confiarse.
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